Señala Alföldy que el anónimo «Antiquus» de fines del siglo XV dio tras la ln. 7 otras dos con el texto siguiente: Sempronia Lychnis / avia. Esa es la lectura recogida por Gruter, quien, además, prefiere en la ln 5: CLOELIAE SABINAE y en la ln. 6: CLOELI F OBSTANA, a pesar de que recoge las lecturas IVLIAE y CLODIA como variantes posibles. García y Bellido incluye las dos últimas líneas y lo siguen todos los autores (incluido Mora, PI, del que hay que eliminar a Sempronia Lychnis, p. 500), a pesar de la revisión de Alföldy en 1975 y de que Hübner sentenciaba que esas líneas non comparerunt. Quizá fueron copiadas de otro texto y agregadas por error a este documento. Por otra parte, dada la proximidad del hallazgo y la similitud de esta inscripción con la de la fórmula de la CIL II 4087 (2), propone Alföldy un sincretismo, o dentificación, entre Neptuno y Sarapis; el sincretismo Sarapis-Neptuno se documenta también en Piliscsév (SIRIS 670 = RICIS 614/0201) y en Cartago (SIRIS 770 = RICIS 703/0102. Supone, además, Alföldy que Iulia Sabina estaría emparentada con C. Iulius Sabinus, documentado en CIL II, 3967, en una inscripción de Petrés (entre Tortosa y Sagunto). La reciente publicación de los dibujos de Giovanni Battista Doni (1549-1647) permite ver una copia en la que Sempronia / Lychnis / auia aparece en tres líneas, al igual que el grabado Anonymus (Smet, Inscriptionum, fol. 31r; sin embargo, el propio Smet, en el verso del mismo manuscrito suprime las tres últimas líneas y agrega como cuarta línea memoriam, lo que pone de manifiesto que aquí sigue la colección publicada por Apianus que es la correcta); su editor se hace eco del estudio de Alföldy y recoge su conclusión de que se trata de dos inscripciones diferentes (3). Por otra parte, concluye Alföldy que, a tenor de la documentación disponible, el culto de Isis tuvo muy escasa implantación en Tarraco, a pesar del abundante número de forasteros afincados en la ciudad, y que su templo estuvo en el Cerro del Olivo, de donde procede esta inscripción, fuera del recinto de la colonia (4). La información disponible no permite afirmar otra cosa, pero es demasiado tajante considerar que Tarraco no pudo albergar un iseo intramuros. Probablemente es mejor mantener una posición más flexible, pues la arqueología puede deparar sorpresas.