A partir del texto establecido por Aguiar, publicó Hübner la inscripción. La mayor parte de los autores sigue a Argote, con ligeras modificaciones. La lectura definitiva de Alföldy corrige su propia versión de 1995. En la ln. 1 parece mejor leer hoc, que la propuesta huc de Lambrino (1953, p. 18) a quien siguen algunos de los autores. En lns. 2-3 Cortez había leído: et lacum uo/to o misce, lo que no da ningún sentido. Hoc, como ya se ha anticipado, se refiere a templum, en referencia a la totalidad del recinto sacro. En esas mismas lns. Gil propone leer lac como leche, ya que es junto a la sangre y el vino el líquido que se ofrece en los ritos funerarios. En su versión de 1999, Rodríguez Colmenero lee: Diis, cum aede / et lacu, m(eatum)? qui / uoto misce/tur (sacrauit)… la propuesta identificaría como aedem lo que Alföldy sugiere hoc (templum), lo que apenas altera el sentido; sin embargo, el inexplicable desarrollo de la m- lo conduce a suponer la existencia de un pasadizo (o tránsito) que intenta localizar arqueológicamente (pp. 116-117 y fig. 100) de forma poco convincente. El MRM ha permitido corregir hoc por aede, y confirmar la vigencia de la palabra miscetur entre las lns. 3-4 Calpurnius Rufinus consagra, además del recinto en general, de forma específica aquí una cavidad para mezclar líquidos, que forman parte de la ofrenda. Indica Alföldy (1995, p. 256) que detrás de la inscripción se encuentra esa cavidad, con la particularidad de que no tiene señales de fuego, frente a los quadrata que sí conservan huellas. La mezcla, pues, sería de líquidos y tendría como objetivo la purificación del fiel que podría seguir el itinerario hacia la segunda roca, en la que se erigía un templete, antes de alcanzar la tercera, que debía de ser muy importante desde el punto de vista de los ritos llevados a cabo, por su preeminencia topográfica y por las huellas de haber albergado otra inscripción de la que no se lee nada.