En 1995, el propio autor señala al respecto: «Hoy día seguimos sosteniendo que tales ranuras en forma de letras son intencionadas; lo que ya no afirmamos con tanta claridad es que se trate de letras» (nº 36, pp. 186-187). Alföldy no incluye esta inscripción en su estudio. No encontramos ninguna razón para una escritura bilingüe tan sorprendente en la que el epíteto aparece en griego entre el teónimo y la palabra deo, ambas en latín. Es difícil dar credibilidad a un autor que se desdice tantas veces. Las fotografías no avalan en absoluto la lectura propuesta, por lo que la inscripción no puede ser catalogada entre los documentos de los cultos egipcios en la Península Ibérica.