Parte superior de un pilar hueco de terracota coronado por una especie de capitel corintio, adornado con hojas situadas en los ángulos del fuste de sección cuadrangular. Entre las hojas, en la parte correspondiente a las caras planas del fuste, aparece en relieve el rostro de un mismo personaje barbado y tocado con modio que se identificó desde la primera publicación con Serapis. El fuste, partido en su base presenta dos cuerpos, en las partes planas del superior aparecen asimismo cabezas en relieve, de un tamaño algo mayor que las superiores, con la imagen de un joven, quizá Helios. Hallado en el pronaos de un templo en lo que fue el campamento de Cecilio Metelo. Fecha: siglos I a.C.-II d.C.

Pie derecho incluido por García y Bellido en el catálogo de Serapis al creer que no pertenecía a una estatua. Estaba en un error, por lo que hay que retirarlo del catálogo, como indicó Isabel Sousa Pereira y confirma Pedro Rodríguez Oliva.

Cabeza de una supuesta sacerdotisa de Isis. Es una cabeza de mármol de tamaño algo mayor que el natural. Representa una persona de edad avanzada, cerca de la cual apareció una mano con sistro, lo que hizo suponer que se trataba de una sacerdotisa de Isis. Sin embargo, el retrato parece corresponder a un bárbaro, según ha propuesto Trillmich, pues formaría parte de un trofeo erigido en el foro de Emerita para celebrar el fin de las Guerras Cántabras.

Monedas con con representación de bóvido y luna con cuernos.

Cabeza de mármol con representación de Tyche a la que se ha atribuido una conexión con Isis Pelagia. Hallada en el siglo XIX. Pertenecería a una estatua colosal de unos 2,5 m de altura.

Pieza de atalaje de carro en bronce con representación en altorrelieve de una posible divinidad femenina tocada con un creciente lunar. Aparentemente se trata del remate de la lanza.

Inscripción griega inscrita en una media columna, hoy perdida. Fue transcrita por Bernardo de Alderete en 1606; pero también aparece en otro manuscrito del siglo XVII (Palacio II 158 13r) (1). El folio está encabezado por una nota que dice: «Inscripciones de Málaga/ enfrente de la casa del Sr. Don Juan deTorres/ mui gastada»). Además de la que aquí nos interesa, se transcriben en el folio otras tres inscripciones latinas. No es posible determinar quién es el autor de la copia; aunque el manuscrito contiene materiales reunidos por Martín Vázquez Siruela, no están necesariamente elaborados por él (2). La transcripción no permite determinar el contenido del epígrafe y ni siquiera es segura la lectura del teónimo en la primera línea: ΙCΙΔΙ, como pretende Recio. Por otra parte, la transcripción de Bernardo de Alderete, de 1606, hace desvanecer la idea de que sea isíaca, pues su lectura de esa misma línea reza: ΙS SλΑΓ (3). En las actuales circunstancias no se puede incluir este documento entre los materiales isíacos de Hispania.

Pie votivo del Museo de la Alcazaba. Está en el catálogo en su lugar de procedencia: Écija (C095).

Santuario ibero-romano dedicado a Dea Caelestis. El santuario es sobradamente conocido como sede del culto de Tanit-Dea Caelestis (1); la supuesta asimilación de Isis en él es completamente gratuita, pues carece de fundamento. La proximidad de un epígrafe funerario con mención de una mujer llamada Iulia Pelagia (C114), no sólo no corrobora el sincretismo en Torreparedones, sino que en sí mismo no es testimonio de culto isíaco. Por lo demás, nada, absolutamente nada de lo que sabemos de este santuario guarda relación con Isis y mucho menos, que pueda considerarse el testimonio más antiguo de culto a Isis en Hispania.

Colgante de bronce con forma de cuernos de bóvido, con anilla para ser colgado. Se ha supuesto que podría estar relacionado con el culto de Isis por la forma de creciente lunar, pero la atribución es completamente gratuita. Si en lugar de anilla para colgar tuviera un encastre para poner sobre las esculturas de toro que representan a Apis, cabría alguna duda, pero en el estado actual nada debe hacerlo testimonio de culto a los dioses nilóticos en aquella localidad. Fecha: último cuarto del siglo I – primer cuarto del siglo II d.C

Cabeza de alabastro con representación de un dios barbado, pelo recogido en la nuca y tocado con corona de piñas. Identificado erróneamente con Serapis (1), un estudio de Balil le otorga su correcta identidad como Silvano. Hallada en 1929 extramuros de una villa romana en Villaverde Bajo. Fecha: segundo tercio del siglo II d.C.

Aplique de bronce con representación de un busto femenino con coraza. La cabeza va coronada con un creciente lunar. Apareció junto a otros apliques figurados que representaban a Minerva, Marte y Sol, durante las prospecciones subacuáticas que se desarrollaron en el cabo de Higer en el año 1984. Sin duda, por la similitud con el busto de Sol, hemos de concluir que no se trata de Isis, sino una representación de Luna y, en consecuencia, hay que situarla fuera de catálogo.

Cabeza de Serapis. Mármol blanco de grano grueso. Fecha: comienzos del s. III.

Estatua de mármol de Isis acéfala. Es una de las más bellas imágenes de esta divinidad que se conservan en la Península. No tiene ni cabeza ni brazos.

Pintura mural en el larario de una casa particular que representa a Fortuna. Inicialmente se había considerado que era representación de Isis-Fortuna. Sin embargo, la pérdida de la cabeza de la divinidad representada y la ausencia de cualquier atributo que pudiera vincularla al culto isíaco provocó su desestimación en una publicación posterior. Martín-Bueno (1991, p. 173, fig. 8) acepta que se trata de un larario con representación de Fortuna: «La pintura tiene unas dimensiones de 120 por 97 cm. y consiste en una figura femenina pintada sobre un rectángulo de fondo negro, enmarcada por un filete blanco y una banda roja, todo ello sobre el blanco de la pared. Le falta la cabeza y la práctica totalidad del color en la parte superior del cuerpo. Con todo se puede distinguir una figura femenina representada de pie con la rodilla izquierda doblada, balanceando el cuerpo hacia el lado contrario. El brazo izquierdo sujeta una cornucopia de la que tan sólo tenemos la parte inferior, y el brazo derecho, separado del cuerpo sujeta un timón, que apoya en un objeto circular, posiblemente una rueda. Timón, rueda y cornucopia son los atributos característicos de la diosa Fortuna...». La datación que se ha propuesto es en la segunda mitad del siglo. I d.C.

Cabeza de alfiler en hueso trabajada en forma de cabeza humana con gran tocado o peinado sobre la cabeza. La cara muy esquemática con forma ovalada, ojos redondos saltones con la niña marcada por perforación circular. Nariz esquemática cuadrada y boca pequeña formada por línea horizontal. El tocado o peinado es el elemento de mayor relieve de forma vertical con la parte inferior triangular, paredes verticales ligeramente abiertas y parte superior roma dando la silueta de una mitra. En la parte frontal decorado con líneas horizontales ligeramente convexas sobre la zona central. La parte dorsal plana con línea vertical a todo lo largo del tocado/peinado y de esta línea salen líneas oblicuas a modo de espigas. La relación entre la cabeza y la parte superior con un pequeño escalón hace que parezca más un tocado que un peinado, al contrario que en la parte frontal. Fecha: último cuarto del siglo I d.C.

Disco de lucerna reconstruido en un 60% aproximadamente. La decoración se compone de la figura de Minerva a izquierda ondeando la túnica y empuñando con la mano izquierda la lanza, firmemente apoyada en el suelo. Le falta la cabeza y la parte derecha donde sujetaría el escudo con la otra mano.

Piscina ritual de san Roque. Descubierta en 1988 al exhumar una parte de una gran necrópolis romana. Es un estanque rectangular alimentado por un orificio en un bloque granítico con rostro toscamente tallado, a ambos lados de la cabeza cae el cabello lacio. El agujero de salida está asimismo perforado en un bloque de granito en forma de voluta hacia arriba. Rodríguez Colmenero lo publica como piscina ritual, interpreta la cara como de esfinge o medusa, para aproximarlo al culto de Isis y considera la voluta una cabeza de carnero, para sugerir que se trata de una representación de Júpiter-Amón. Los argumentos empleados para tales identificaciones son nulos y los saltos en el razonamiento para llegar a la conclusión de que la piscina debía pertenecer al recinto sacro de un iseo o serapeo en conexión con la necrópolis son completamente gratuitos. Con la misma lógica e igual desacierto podría considerarse la fuente-lavadero de la Esplanada de Porta de Moura en Évora como testimonio residual de un iseo, a partir de las volutas del caño de alimentación.

Santa Eulalia de Bóveda. Sostiene Rodríguez Colmenero, siguiendo una sugerencia de Gómez Moreno según la cual el cuerpo bajo del edificio podría haber estado en relación con las divinidades orientales, que originalmente habría sido un santuario de los dioses egipcios, «tanto por la existencia de la seudocripta misma como por la morfología de la piscina y de su canal regulador del desagüe, así como por la simbología de los relieves, interpretables, aunque no exclusivamente, en esta misma dirección». La argumentación carece de rigor, pues se pretende, a partir de una ocurrencia, acumular argumentos que carecen de la más elemental solidez, como cuando se sostiene que con una piedra se podría obturar la entrada de agua y simular así las crecidas del Nilo (p. 328). La mención del Nilo es completamente gratuita, pues nada hay que aproxime el entorno a esa suposición y, por otra parte, presume una simulación que no está documentalmente atestiguada.

Presunta inscripción sobre roca. En el roquedal de Panóias pretende Rodríguez Colmenero haber leído dos textos nuevos. Uno de ellos con el teónimo Serapis en la roca de la gran escalinata. Su lectura sería:<br> <br> <i>D(eo) &#x3d3;(&#x3c8;&#x3b9;&#x3c3;&#x3c4;&#8179;) Serapidi ?</i><br> <br> «Al dios altísimo Serapis»

Estatua de mármol con representación de mujer vestida a la griega. Le falta la cabeza, pero se ha identificado en ella a Isis. Procede de la Colección Real. Pieza importada presumiblemente de Italia. Se encuentra en Madrid desde 1653. Fecha: época augustea.

Estatua de mármol con representación de Isis según se desprende del nudo y la sítula. La cabeza es un añadido barroco. No presenta el atributo habitual en la mano derecha, el sistro, sino un cuenco. Su procedencia es desconocida. Formó parte de la Colección Real. Fecha: último cuarto del siglo II d.C.

Retrato de varón tonsurado. Supuestamente un sacerdote de Isis, pues presenta, además, un pequeño lunar ovalado sobre la frente por encima de la tercera arruga, oculto por una restauración. Procede de la Colección Real, pero no se conoce su origen. Fecha: mediados del siglo III d.C.

<p>Cabeza tallada en &laquo;bigio morato&raquo;, partida verticalmente y muy restaurada. La identificaci&oacute;n del personaje, seg&uacute;n la ficha del Cat&aacute;logo on line del Museo del Prado, &laquo;ha oscilado mucho hasta hoy. Es posible que corresponda a una &laquo;testa di S&eacute;neca di pietra paragone&raquo; citada en el inventario de Cristina de Suecia (num.82), pero despu&eacute;s perdemos su pista hasta hallarla en La Granja a mediados del siglo XVII; aparece en el <i>Cuaderno de Ajello</i> (dibujo 53) y en los inventarios de Carlos III. Ya en Madrid, pasa a ser &laquo;J&uacute;piter&raquo; en el inventario del Prado de 1849-57, mientras que H&uuml;bner duda entre este dios y Plut&oacute;n. B. Vicens en sus comentarios manuscritos al <i>Cuaderno de Ajello</i>, se aproxima m&aacute;s, al dudar entre &laquo;Serapis&raquo; y &laquo;Baco indio&raquo;. Blanco establece la identificaci&oacute;n correcta: dios grecoegipcio seg&uacute;n su iconograf&iacute;a romana, creada en la &eacute;poca de Adriano&raquo;. Procede de la Colecci&oacute;n Real, aunque se ignora el lugar de adquisici&oacute;n. Fecha: segunda mitad del siglo II d.C.</p>

Pequeña cabeza de pórfido de Serapis. Madrid, Colección Anglona, perdida. (Posiblemente importada por Anglona de Italia). Cabe la posibilidad de que sea la misma que la anterior.