Compromiso político
Milicias de la Cultura
Al no estar cerca de las trincheras, no podíamos llevar a ellas los libros y prensa que requerían los soldados. Nos pusimos en contacto con los milicianos y Comisarios de Cultura de los frentes de Andalucía y de Aragón para solucionar el problema. José Manaut y la Sección de Bibliotecas sugerimos -lográndolo- fabricar unas pequeñas bibliotecas ambulantes y transportables por el miliciano o delegado de cultura -que actuaría como bibliotecario y velaría por la conservación de los libros-, consistiendo en un cajoncillo rectangular de unos 80 centímetros, tapa con llave que servía como pupitre, correa lateral para cargarla sobre los hombros y sillín plegable que servía de base o de asiento. El invento fue todo un éxito y pocos batallones carecieron de él. José Manaut consiguió el carpintero que los fabricó y la suma necesaria para la empresa. (Zardoya, 2005)
Cartel Milicias de la Cultura, Imperial War Museums
Las Milicias de la Cultura fueron una organización creada durante la guerra, en enero de 1937, con el fin de alfabetizar a los soldados. Crearon numerosas bibliotecas instaladas en cuarteles y frentes: unas 112, que completaron las 931 bibliotecas creadas por Cultura Popular, cuyo modo de organizarse compartían, y que eran gestionadas por los llamados Milicianos de la Cultura, combatientes convertidos en bibliotecarios no profesionales que apoyaban las tareas de alfabetización realizadas por maestros y profesores universitarios. En cuanto a las bibliotecas transportables diseñadas por Manaut se sabe que sólo para el frente de Teruel se enviaron desde la sede de Valencia 81 cajas, con 4.400 libros en total, donde cada caja contenía un lote de libros didácticos y de primera enseñanza (diccionarios, aritméticas, atlas..), un lote de obras políticas, y sobre todo clásicos de la novela de finales de siglo XIX y comienzos del XX y novelas de aventuras (Dostoievski, Zola, Balzac, Dickens, Poe, Blasco Ibáñez, Miró, Valle Inclán, Salgari…). (San Segundo, 2000)