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3.01.01.05. Diversos fragmentos de un recipiente de piedra decorado con una serpiente en el borde
Aunque los vasos decorados con serpientes no son exclusivos del culto mitraico, son habituales en los espacios a él dedicados y, en la forma específica de crateras son relevantes en los rituales. Dado el extraordinario valor de esta, podríamos pensar que se trata de una de ellas, como la que ofrece en Pax Iulia el magister Messius Artemidorus (nº 1.03.01).
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3.01.01.04. Coronamiento ornamentado de ara
<p>Fragmentos de mármol hallados en el criptopórtico. El remate del coronamiento visto desde el frente consiste en dos cabecitas interpretadas bien como las de los dadóforos (Bonamusa), a la manera del remate del altar de S. Clemente en Roma (Vermaseren, <i>CIMRM</i>, I, 339), aunque en este caso no van tocados con el gorro frigio, bien como Sol y Luna (Rodà), bien como las estaciones/vientos (Romero Mayorga), como se aprecia en el altar de Hedderheim III (Vermaseren, <i>CIMRM</i>, II, 1127); entre ellas hay una decoración de pliegues ondulados. En los laterales, el coronamiento va rematado con motivos animales y vegetales, quizá en referencia a las ofrendas (Pascual), entre los que destacan el bóvido, el león, la roseta o disco solar y la cratera, síntesis de elementos iconográficos no exclusivamente mitraicos, pero muy bien integrados en su conjunto en el sistema referencial mitraico. </p>
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3.01.01.03. Árula cilíndrica de mármol blanco con inscripción
<p> Fue hallada durante la campaña de limpieza en Can Modolell en 1987 en la zona norte del criptopórtico. El campo epigráfico está delimitado por molduras.</p>
<p><em>K(auti) v(otum) s(olverunt) / Successus / Elaine / Caesaris</em></p>
<p>Para Cautes. Successus y Elaine, esclavos del César, cumplieron su promesa.</p>
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3.01.01.02. Fragmento de coronamiento de un pedestal cilíndrico
<p>Fragmento de coronamiento de un pedestal cilíndrico en piedra calcárea, ligeramente rosácea, con moldura en la parte inferior con inscripción (Fig. 3.01.01.02). Hallado en Can Modolell en 1983.</p>
<p><em>K(auti) V(otum) S(olvit) L(ibens) M(erito)</em></p>
<p>A Cautes. Cumplió su promesa de buen grado y de la forma debida.</p>
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3.01.01.01. Árula de mármol blanco azulado con inscripción
<p>Hallada casualmente en una reforma de un camino en Can Modolell en 1974. </p>
<p><em>K(auti) d(eo) / L(ucius) Petre/ius Vic/tor ali/arius / d(eo) K(auti) M(ithrae) / v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)</em></p>
<p>Al dios Cautes / Lucius Petreius Victor, comerciante de ajos, al dios Cautes Mitra, cumplió su promesa de buen grado y de la forma debida.</p>
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3.01.01. Supuesto mitreo en Can Modolell
<p>Supuesto mitreo en Can Modolell, yacimiento situado a unos 130 km al nordeste de la capital provincial, <i>Tarraco</i>, a unos 30 de Barcelona siguiendo la línea de costa y a 5 km de Cabrera de Mar. El yacimiento no ha sido excavado en su totalidad, pues falta todo el cuadrante NO. y no hay una publicación adecuada de la evolución arquitectónica del espacio. Su descubrimiento fue casual en 1974 y los restos actualmente visibles son producto de las actuaciones de la Secció Arqueològica del Museu de Mataró entre los años 1974 y 1984, por lo que los hallazgos se conservan en el museo de esta localidad. Una intervención en 1999 permitió determinar la planimetría como la conocemos ahora. La última intervención, de 2011, estableció el límite norte del yacimiento y confirmó la ausencia de otras construcciones romanas en los alrededores. Se trata de un gran espacio con diferentes edificios, interpretados bien como construcciones de una villa romana de explotación agraria compuesta por varias estructuras, o bien como espacio sacro desde sus orígenes, quizá incluso de época ibérica tardía. Sin embargo, no parece que haya una continuidad formal, funcional, ni espacial entre los restos ibéricos y los altoimperiales. En su conjunto, el área excavada abarca más de 350m2, aunque se estima en más de 1000 m2 el espacio arqueológico. Los primeros materiales romanos son de época augustea, pero no van acompañados de construcción. El origen de las edificaciones romanas se sitúa entre el período de Tiberio y el de Claudio, probablemente en conexión con la propia remodelación de <i>Iluro </i>y su territorio al obtener la municipalidad. En la segunda mitad del siglo II el conjunto adquiere un aspecto mucho más estructurado por una serie de intervenciones sobre las que no hay acuerdo si se acometen simultáneamente o de forma progresiva. El hecho es que hacia mediados del siglo II, el conjunto se dota de una entrada monumental con continuidad en un criptopórtico, en el que supuestamente se instalaría un mitreo, idea no compartida por algunos autores (Clariana <i>et alii</i>, 2000, 165-200). En algún momento del siglo III o del IV, el complejo cayó en desuso, las estructuras colapsaron –sin que se pueda determinar si hubo acción violenta– y el espacio quedó cubierto por tierra. En la segunda mitad del siglo V se establecen nuevas edificaciones sobre el estrato de abandono.</p>
<p>La documentación parece indicar que en Can Modolell se veneraban otras divinidades al margen de Mitra, Neptuno, con casi total seguridad y una divinidad femenina no identificada, según se indica más adelante. La mayor parte de los hallazgos destacados, mármoles de importación, bronces y dedicatorias en bronce, corresponden a este período cronológico. Una inscripción, fechada en época augustea, conmemora una <i>erogatio stipis</i>, un reparto realizado por los magistrados locales. Es, sin duda, anterior a los materiales mitraicos, lo que podría avalar la hipótesis de que el lugar era ya sacro antes de que se ofrecieran los primeros objetos mitraicos. En esa dirección apuntan asimismo la inscripción de <i>Aphnius</i>, un liberto de <i>Paccius Saturninus</i>, procurador de Vespasiano, que corrobora el uso del espacio en la segunda mitad del siglo I d.C. y la <i>tabula ansata </i>dedicada en el último tercio del siglo I d.C. por <i>M</i>(<i>arcus</i>) <i>Flavius Moschus</i>, a una divinidad que no se reconoce, aunque se ha sugerido que fuera Silvano. Es muy probable que el dedicante sea un liberto Flavio. Todos estos hallazgos parecen corroborar la existencia de un espacio cultual en la segunda mitad del siglo I d.C., en el seno de una propiedad imperial (1), donde se acondicionaría, ya en el siglo II, quizá un ambiente específicamente mitraico o incluso un mitreo. En cualquier caso, la epigrafía conservada da preeminencia a Mitra, no sabemos si como deidad única venerada a partir de un determinado momento o como divinidad que comparte un espacio sacro previo en el que cohabita con otras deidades. Tanto en uno como en otro caso, el espacio reacondicionado hacia mediados del siglo II proporciona un valor simbólico adicional a la historia del lugar, pues un nuevo dios ocupa un lugar ancestralmente sacro quedando así legitimado. Otra alternativa sería admitir que Mitra accede a ese espacio sacro de la mano de sus devotos no en exclusividad, sino compartiéndolo, de tal modo que no podríamos hablar en propiedad de la existencia de un mitreo.</p>
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FC2.12.01. Las excavaciones realizadas en la villa romana de Fuente Álamo
<p>Las excavaciones realizadas en la villa romana de Fuente Álamo, desde 1982, han sacado a la luz un complejo arqueológico, que inicialmente parece haber sido un <i>balneum</i>, presumiblemente abandonado a mediados del siglo II y convertido en la segunda mitad del siglo III en una enorme villa, aunque carente de suntuosidad. Los suelos no parecen pavimentados, sino de tierra apisonada. Un siglo más tarde se emprende intensamente la redecoración de la villa, cuya habitación nº 10 interpretada como posible mitreo (Fig. 2.07.01a). Es muy probable que esa habitación hubiera tenido con anterioridad otra función, porque en cierto momento se cegaron sus hornacinas, con la intención de evitar la iluminación externa. La habitación está dividida en tres cuerpos, dos de los cuales corresponderían a las dos bancadas, de las que no hay huellas. Dado que toda la estancia está pavimentada con un mosaico, de motivos geométricos en blanco y negro, debemos suponer que en este caso los bancos eran de madera. En el pasillo central, situado en una cota unos 15 cm más baja que los laterales, se aprecian los restos de lo que pudo haber sido el altar, aunque lo que resulta ahora visible es un hogar tardoantiguo. Las paredes debieron estar recubiertas con estuco y presentan restos de fuego. El supuesto mitreo está precedido por un pronaos cuya misión sería almacenar objetos del culto y servir de sala auxiliar. La pared del fondo tiene un ábside semicircular bien conservado, en el que se supone que habría estado el relieve o la escultura tauróctona. La ausencia total de materiales dificulta la adscripción religiosa, pero expresa el exquisito cuidado con el que el espacio se dejó vacío.</p>
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2.06.01. Dos fragmentos de inscripción votiva
<p>Dos fragmentos de inscripción votiva, que encajarían en la segunda línea. Hallada en 1987 en la necrópolis romana de Puerta de Tierra, junto a otras seis de carácter funerario, en excavaciones particulares de Vera y Chilier, quien las depositó en el Museo de la Comisión Arqueológica de Cádiz, aunque en la actualidad se encuentran en paradero desconocido. Hübner (<i>EE</i>, IX, 1913, nº 241) ofrece detalles adicionales sobre el hallazgo, pues señala que los fragmentos aquí recogidos aparecieron al mismo tiempo que un cipo de piedra calcárea compuesto por conchas marinas en cuyos laterales había seis inscripciones funerarias de mármol; además, indica que se depositaron en el Museo de la Sociedad Arqueológica Provincial. </p>
<p><em>[D(eo) I(nvicto)] M(ithrae) C(auto) P(ati) / Q(uintus) V(ibius?) / Man[suetus] / sac(rum) e(x) [v(oto) d(at)].</em></p>
<p>A[l dios Invicto] M(itra) C(autó)p(ates). Q(uintus) V(ibius) Man[suetus] da por una promesa [lo] consagrado.</p>
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2.05.01. Ara con inscripción hallada en el Campo de los Mártires.
Los laterales iban decorados, uno con el vaso lustral y el otro con la pátera.
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2.04.01. Escultura de Mitra tauróctono de mármol blanco amarillento
Apareció casualmente, junto a una estatua de Dióniso, en 1952, en el interior de una de las exedras del estanque central del peristilo de la villa romana de Fuente Las Piedras, conocida ahora como Villa del Mitreo, en el ámbito suburbano de Cabra (1). La tauroctonía representada es de una factura de calidad mediana. Una fractura en la parte trasera del toro ha hecho desaparecer el rabo, lo que impide saber si acababa en espiga, así como la capa del dios. Es como si se conservara aquí buena parte de lo que falta en la tauroctonía de Mérida. Mitra, ataviado como de costumbre con el pantalón persa y túnica corta, mira al Sol mientras clava la daga en el cuello del toro, al que domina sometiéndolo con su pierna izquierda (2). Lleva el gorro frigio y la capa atada al cuello, aunque se ha perdido. El perro y la serpiente acuden a la sangre derramada. El escorpión pinza los testículos del toro. Con la mano izquierda el dios sujeta al animal por los orificios nasales. No se conserva nada más del grupo, aunque cabe la posibilidad de que otras figuras exentas acompañaran y completaran la escena.
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2.03.01. Fragmento escultórico que representa el cuerpo de una figura
Fragmento escultórico que representa el cuerpo de una figura, de tamaño bastante menor que el natural, realizado en mármol pavonazzetto, procedente presumiblemente de Docimium (Frigia). La escultura, con mutilaciones severas, está sin cabeza ni extremidades, presenta fracturas también en el torso (Fig. 2.03.01). En el muslo izquierdo tiene un orificio para ensamblar el resto de la pierna, que no se conserva. Sin embargo, en la ficha de Catálogo Sistemático se indica que se conservaba otro trozo de pierna hasta el tobillo, doblada por la rodilla. Por la posición inclinada del cuerpo, las piernas separadas con la izquierda elevada y la túnica corta ceñida a la cintura parece tratarse de la representación de Mitra en el momento del sacrificio del toro o, como ha sugerido Trillmich con posterioridad, que sea la representación de un bárbaro arrodillado; sin embargo, pueden traerse a colación los paralelos de Ostia aducidos a propósito de nuestro número 1.01.0.24, en p. 113. Se ignora su procedencia exacta, ingresa en el Museo en 1930.
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2.02.02. Árula anepígrafa de mármol blanco
Árula anepígrafa de mármol blanco con relieves en sus cuatro caras y foculus en la parte superior, de carácter supuestamente mitraico-dionisíaco. Procede del anfiteatro. En la cara frontal (Fig. 2.02.02) está representado un toro que camina hacia la derecha, en la posterior (Fig. 2.02.02a) un árbol con frutos, quizá higuera. En la derecha (Fig, 2.02.02b) cinco espigas de trigo y en la izquierda (Fig. 2.02.02c) una vid con hojas, pámpanos y racimos de uva. En la parte superior tiene un focus que ocupa casi toda la superficie (Fig. 2.02.02d).
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2.02.01. Placa cuadrangular, de piedra marmórea blanca, recompuesta con los cinco fragmentos conservados.
<p> En relieve, realizado con un grabado poco profundo, se representa una figura tocada con gorro frigio, túnica con mangas y con un manto que vuela hacia la izquierda. Con la mano izquierda sujeta el hocico de un toro, al que domina con su pierna derecha presionándole la espalda. No cabe duda de que se trata de una representación de una tauroctonía inconclusa. Fue hallada en el año 1923 en la Calle Doña Saturnina, nº 10.</p>
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2.01.01. Inscripción
<p>Inscripción descubierta en la ermita de San Blas, según Rodrigo Caro, o de san Bartolomé, según Alsinet (Ins. Emeritense ms. p. 54). Solo se conoce por los manuscritos. La localidad corresponde al municipio <i>Ugultiacum </i>mencionado por Plinio (<i>NH</i>., III, 14). </p>
<p><em>M(ithrae) C(auti) I(nvicto) / A(ulus) Asellius / Threptus / Romulensis / D(onum) D(at).</em></p>
<p>A Mitra Cautes Invicto, el romulense Aulus Asellius Threptus ofrece [este] regalo.</p>
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1.03.01. Placa de mármol grisáceo de Tigraches con inscripción votiva encuadrada por una doble moldura
Una fractura impide leer el inicio de la primera línea, la erosión y el maltrato dificultan la lectura del resto. No se conoce la procedencia exacta, pero muy probablemente es de la propia Beja.
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1.02.01.02. Lucerna con representación de Helios
Lucerna con representación de Helios. Está fragmentada en el asa. Es de pico redondo, del tipo Dressel/Lamboglia 30 A. La orla está decorada con alternancia de rosetas y racimos de uvas com cachos de uvas e rosetas, del tipo Loeschke VIIIa. En el disco central, Helios con siete rayos y con el látigo en la mano derecha.
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1.02.01.01. Fragmentos de tríptico en bajorrelieve
<p>Fragmentos de tríptico en bajorrelieve de considerable tamaño en mármol blanco del que solo se conserva, en los cinco fragmentos recuperados, la parte correspondiente al panel derecho y parte del central (Fig. 1.02.01.01). De la parte del relieve, correspondiente a la tauroctonía, solo se ha salvado la figura de Cautópates, con las piernas separadas, en el extremo derecho de la cueva en la que se está produciendo la inmolación del toro, del que solo se conserva la pata delantera. Por encima del arco de la gruta, se aprecia una imagen de la luna, como es habitual en las escenas tauróctonas. En el panel correspondiente al lateral derecho, desde el punto de mira del observador, está representado el banquete de Helios y Mitra. Ambos está recostados en la misma posición, en paralelo, y visten ropa idéntica, con magas hasta las muñecas, ceñida a la cintura. Sendas clámides cuelgan de los cuellos por detrás. Mitra va tocado con el gorro frigio; Helios, coronado con once rayos y nimbo, lleva pelo largo por detrás de las orejas (y no gorro frigio como dice García y Bellido, 1948). Mitra pasa su brazo derecho por la espalda de Helios y apoya su mano sobre el hombro. Con la mano izquierda ambas figuras sostienen sendos ritones; la derecha de Helios se extiende a lo largo del cuerpo y la mano derecha se ve abierta en vertical, en gesto de exhibición y agrado de cuanto acontece alrededor. La tosquedad del artista no permite reconcer sobre qué se apoyan estos dos personajes, probablemente una mesa cubierta con la piel del toro como es frecuente es esta escena. Ante ellos, y por debajo, los dadóforos, de nuevo con las piernas separadas y vestidos como Mitra. Cautópates sostiene un jarro, como si estuviera vertiendo, ante una gran cratera rodeada por una serpiente que tiene la cabeza en el borde del recipiente. Cautes, a la izquierda de la escena, ofrece una alteración digna de mención, pues ha dejado su antorcha en el suelo, según se indica en el comentario. </p>
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1.02.01. Mitreo (1)
Las ruinas descubiertas en la punta de la estrecha península de Tróia (2) corresponden presumiblemente la Καιτόβριξ de Ptolomeo II, 5,2; Catobrica en Itin Ant. 417, 1; Rav. 306, 18. No ha habido unas excavaciones sistemáticas y la zona ha sufrido alteraciones como consecuencia de los procesos urbanísticos modernos. No obstante, en la actualidad hay una actuación constante gracias al interés del Tróia Resort, la entidad que explota turísticamente la zona y que promueve la valorización de las ruinas romanas de Tróia con un equipo arqueológico. En las proximidades de la basílica paleocristiana, convertida después en necrópolis (Pedroso, 2001, pp. 305-308; Pinto, Magalhâes, Brum, Almeida, 2014), fue hallado el relieve mitraico objeto de atención en el número siguiente. Ese hallazgo bastaría para afirmar que en Tróia, un hábitat esencialmente dedicado a la pesca y a la salazón, hubo una comunidad mitraica que veneraba a Mitra. El mitreo no ha sido hallado, pero hay indicios de que pudiera encontrarse en la zona NO de la basílica. En el espacio H del plano (Fig. 1.02.01), se ha localizado, por debajo del muro exterior de la basílica, un escalón de acceso a una habitación, aún no excavada, que estaría por debajo del nivel de la calle colindante. Que sea esa la localización precisa del mitreo no se podrá determinar hasta que se proceda a la excavación. García y Bellido (1948, pp. 305-306) se refiere así al lugar de hallazgo del tríptico: «En fecha que no he podido precisar, pero que cae hacia el año 1925, poco más o menos, se descubrieron dispersos en la ruina de una casa, en una estancia a modo de corredor (el lugar está cercano a lo que llaman «Bõca da Lagoa”, en la punta de la lengua de Troia), cinco fragmentos de un relieve mitraico…». Sin embargo, Costa, vincula el hallazgo a las exploraciones de la Sociedades Arqueológica Lusitana que dieron inicio en 1850; no indica en qué año se produjo el descubrimiento de los fragmentos del relieve, pero indica que aparecieron en una casa estrecha, en forma de corredor. El lugar exacto de hallazgo del tríptico no tiene por qué coincidir con la localización del mitreo, pues pudo haber sido trasladado; pero el hecho de que aparecieran los fragmentos sobre el suelo de esa estancia alargada podría ser indicio de que aquel era el verdadero lugar del mitreo. García y Bellido vincula a este conjunto una lucerna con representación de Helios (nº 1.02.01.02) y una cabeza de Júpiter Amón que Resende habría visto en el siglo XVI sobre la puerta de la capilla de Nossa Senhora do Rosário de Tróia (denominada «dos Prazeres» por Costa, al que sigue García y Bellido), erigida en el siglo XV. Sin embargo, Costa (p. 5) precisa que la lucerna había aparecido en otra casa. Puntualiza más García y Bellido la descripción del lugar de hallazgo, presumiendo que se produjo en el propio mitreo: «Los cinco fragmentos relivarios fueron hallados, dispersos y dentro de una cámara estrecha de unos dos metros de anchura y con una longitud de unos doce, es decir, con proporciones semejantes, aunque más reducidas, que las que suelen presentar algunos mithraea. De no ser este el santuario propiamente dicho, sería su pórtico, tras del cual, en Tróia, sigue una cámara de dimensiones más holgadas, pero desconocidas, por no haber sido excavada en su totalidad. Es muy posible que estos restos sean reliquias del antiguo mithraeum. A ello viene a ayudar el detalle de que en el mismo lugar apareció un cementerio de inhumación y restos considerables de una casa con pinturas parietales, entre las que se ha salvado casualmente un crismón, del que solo se ve, pero es bastante, uno de los brazos de la Chi y la Omega. A mayor abundamiento, en el mismo lugar se alzó, sin duda como recuerdo y en la tradición de este antiguo santuario cristiano, la capilla de Nossa Senhora dos Prazeres».
No es posible dar una fecha en ausencia de excavación; aunque si la pieza siguiente está bien datada, el mitreo estaría en funcionamiento entre el siglo II y el III d.C.
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1.01.04.02. Basa de estatua con inscripción.
Se encontraba en el patio particular de una casa en la calle Ávalos (que pasó a denominarse Falange durante la dictadura de Franco), accesible desde la calle Mirabeles (Romero Leal durante la dictadura franquista). Desde la noticia transmitida por Hübner no se ha vuelto a ver y se encuentra en paradero desconocido.
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1.01.04.01. Pequeña ara votiva de mármol blanco
Está fragmentada y se conservan solo dos partes que nunca habían sido publicadas juntas. Sin embargo, en el Catálogo CER.ES aparece una restitución con ambas piezas en una sola foto de Ana Osorio Calvo que aquí se recoge. Gracias a esa fotografía podemos aseverar que son dos piezas de un solo altar, pues la parte inferior de las letras de la primera línea aparecen en el fragmento inferior. El fragmento más pequeño (Fig. 1.01.04.01b) corresponde a la parte superior izquierda del altar, en el que se conserva la cornisa y un focus rectangular de gran tamaño. La primera vez que se editó fue en la tesis de García Iglesias (1973, nº 27,
p. 98); un año antes, en 1972, había ingresado –sin indicación de procedencia– en el MNARM, nº inv.13843. El texto no presenta problemas de lectura:
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1.01.03.04. Torso desnudo de varón
Torso desnudo de varón (Fig. 1.01.03.04) con clámide o piel sobre el hombro izquierdo con cabeza de león (Fig. 1.01.03.04a). No conserva la cabeza, el lateral derecho está roto desde la clavícula hasta la cadera. La fractura inferior pasa por debajo del ombligo y llega hasta el brazo derecho. En el reverso sólo se aprecia la caída de la clámide desde el hombro izquierdo y cómo cruza hasta el flanco derecho (Fig. 1.01.03.04b). Al igual que las piezas anteriores, fue hallado en las excavaciones de Mélida en la Calle Constantino.
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1.01.03.03. Estatua de Océano de pequeñas dimensiones, al que le faltan la cabeza, parte del pecho y las piernas
Se desconoce el lugar y fecha del hallazgo, pero es anterior a 1936, pues estaba almacenada en el Teatro, al parecer, junto a otros materiales procedentes de las excavaciones de Mélida de la calle Constantino.
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1.01.03.01. Estatua de león fragmentada en mármol similar al de las esculturas del Cerro de San Albín.
Le faltan la parte delantera desde el hocico hasta las patas, presumiblemente por un golpe intencionado, así como parte de las traseras.
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1.01.03. Materiales procedentes de la Calle Constantino de Mérida
Agrupo en este apartado, de forma independiente, una serie de materiales exhumados por Mélida en las excavaciones de 1926 y 1927, porque constituyen indicios persuasivos de que el mitreo de donde procede la colección ocultada en el Cerro de San Albín pudiera haber estado aquí situado. Con motivo de las obras de cimentación de una casa en 1926 aparecieron al final de la calle y a unos 200 m del Cerro de San Albin, tallas de época romana. Mélida y Macías excavaron allí ese año y el siguiente. En el hallazgo fortuito aparecieron una estela funeraria con busto, pero sin la cabeza, y tres estatuas fragmentarias. Al parecer no encontraron restos de construcciones antiguas; tan solo materiales aprovechados. Los objetos del catálogo que a continuación se enumeran orientan nuestra mirada hacia los restos del cerro. El primero es un león que puede ser clave en la propuesta, como se indica en su correspondiente comentario; buena parte de los restantes encuentra cobijo en los ciclos iconográficos del mitraísmo, por ejemplo, la estatuilla de Océano, la pierna izquierda de un Mercurio, un busto viril con cabeza de león en el hombro. Es cierto que otros presentan dificultades, como la estatua de Proserpina (?) sedente (nº 1.01.02.18.01), pero que se supone pareja del dios entronizado (nº 1.01.02.19) descubierto en el Cerro de San Albín. A estas estatuas ha de añadirse otra diosa sedente sin cabeza que recuerda a la anterior, aunque es de mayor tamaño y mejor factura (Mélida - Macías, 1929, p. 25, lám. XV, C).
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1.01.02.24. Fragmento de escultura de mármol con representación de figura masculina, a la que le falta la cabeza, los brazos y las piernas
Presenta el cuerpo echado hacia adelante y con cierta torsión hacia la derecha, mientras que las piernas giran hacia la izquierda. No parece un movimiento de marcha natural. Va cubierto con manto y faldellín hasta las rodillas. Aparecida en el Cerro de San Albín.