Fichas
Materia contiene
Escultura/Relieve
En el conjunto de fichas
Mitra
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1.01.02.09. Estatua de Cronos leontocéfalo
<p>Estatua de mármol blanco con representación de un varón con cabeza de león. Lleva el torso desnudo, desde la cintura hasta la parte conservada de las piernas va cubierto con un fino pantalón, presumiblemente de tipo persa, ceñido a la cintura mediante un <i>cingulum</i>. Faltan las dos piernas desde los muslos, el antebrazo y mano derechos, el brazo izquierdo íntegramente. La cabeza ha sufrido un golpe que le ha partido el hocico y, tal vez, un segundo golpe le ha partido la cabeza, de la que se conserva buena parte de la melena, las fauces entreabiertas, el entrecejo fruncido y el ojo izquierdo (Fig. 1.01.02.09a). El cuerpo está enroscado por una serpiente, de la que se conservan tres vueltas, una a la altura de los muslos, otra ligeramente por encima de la cintura y la última por la parte alta del pecho en contacto con la melena. Falta la cabeza de la serpiente, que reposaría de forma frontal sobre la cabeza leonina. En la parte posterior se conservan íntegramente las alas, cuyo plumaje se representa por medio de un somero rayado en la zona inferior, mientras que en la superior, visible desde el frente por encima de los hombros, la labra es más detallada. Propone García y Bellido que en las manos llevaría la llave del cielo y el cetro o el rayo. El cuerpo fue hallado en 1902 en el Cerro de San Albín; en 1913 fue descubierto un fragmento adicional del brazo derecho y la parte que se conserva de la cara (1). </p> <p> </p>
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1.01.02.14. Fragmentos del relieve de la tauroctonía <p>Durante mucho tiempo nadie había prestado atención a unas importantes palabras de Mélida al acabar la descripción de las esculturas aparecidas en 1902 en el Cerro de San Albín: “Con estas esculturas se hallaron fragmentos varios de otras, entre ellos, dos de ropas de una estatua colosal y del zócalo con los pies de una figura pequeña, y junto a los pies el arranque de un ara”. En su <i>Catálogo Monumental </i>menciona bajo el nº 1097 un trozo de manto flotante con restos de pintura roja, así como un fragmento de una imagen vestida y con dos espigas, atributo de Ceres (nº 1098). En el volumen correspondiente a los años 2006- 2007 de la revista <i>Anas</i>, Ana Mª Rodríguez Azcárraga publica un importante trabajo, con el análisis de todos los fragmentos escultóricos correspondientes a la información proporcionada por Mélida y olvidados en los almacenes del MNARM, en el que propone una restitución muy verosímil del relieve de la tauroctonía del gran mitreo de Mérida. A partir de esa restitución, durante los meses de julio y agosto de 2010, el MNARM organizó la exposición “Creciendo. Novedades en las Colecciones”, en la que se ofrecía un dibujo de José Manuel Jerez Linde con la imagen ideal de esta tauroctomía, con la inclusión de los fragmentos conservados, tal y como se aprecia en la foto adjunta. Procedemos a la catalogación de los fragmentos bajo un número único, pues pertenecen al mismo relieve, seguido por el de la pieza concreta que se describe.</p>
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1.01.02.19. Estatua de mármol con representación de Esculapio o Serapis La piedra es diferente a la de la mayoría de las esculturas y no se descarta que sea una obra de importación, probablemente de Afrodisias. Le faltan la cabeza, el brazo derecho por encima del codo, la mano izquierda y los pies. Lleva un manto que sube por la espalda hasta su hombro izquierdo y cae por ese costado, dejando al descubierto el torso desnudo. El brazo izquierdo y el muslo derecho conservan restos de elementos iconográficos perdidos. Hallada en el Cerro de San Albín en 1902.
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1.01.03.04. Torso desnudo de varón Torso desnudo de varón (Fig. 1.01.03.04) con clámide o piel sobre el hombro izquierdo con cabeza de león (Fig. 1.01.03.04a). No conserva la cabeza, el lateral derecho está roto desde la clavícula hasta la cadera. La fractura inferior pasa por debajo del ombligo y llega hasta el brazo derecho. En el reverso sólo se aprecia la caída de la clámide desde el hombro izquierdo y cómo cruza hasta el flanco derecho (Fig. 1.01.03.04b). Al igual que las piezas anteriores, fue hallado en las excavaciones de Mélida en la Calle Constantino.
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1.01.02.10. Estatua de Cronos joven <p>Estatua de mármol fino sin pulir, hallada con la precedente en 1902 y algún fragmento adicional en 1913. La cabeza, imberbe y juvenil, apareció en 1913, extremo que justifica las fotos reproducidas sin ella. Es la imagen de Eón o Cronos, personificación del tiempo infinito. Se presenta desnudo, en actitud rígida, de pie, el tronco derecho, las piernas juntas y los brazos abiertos en compás. El dios tiene abundante pelo en el que se aprecian los orificios en los que encastrarían los rayos solares de bronce que harían de corona. El cabello, marcado con profundos trépanos, encuadra el rostro que mira impasible de frente, y cae sobre la espalda. En el pecho tiene en relieve una pequeña cabeza de león, que aparenta formar parte del propio cuerpo. El joven está rodeado por una serpiente que le da cinco vueltas desde los pies hasta la cabeza, en la que reposaría la del saurio que se da por desaparecida, pero que presumiblemente es la cabeza de serpiente recuperada con los fragmentos de la tauroctonía y que tiene nº inv. 7500 (Fig. 1.01.02.10a). Junto a su pierna izquierda, como refuerzo, hay un tronco de árbol del que sobresale una cabeza de carnero, atributo insólito para Cronos (Fig. 1.01.02.10b). Junto a la otra pierna estaba representado otro atributo no conservado. En la espalda llevaba alas, de las que sólo se conservan los orificios de sujeción. Los brazos estaban hechos con piezas separadas; se conserva el izquierdo casi íntegro y sólo una parte del derecho. </p>
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1.01.02.11. Estatua masculina mitraica con león <p>Figura viril de mármol blanco. Hallada en el Cerro de San Albín en 1913. La imagen representa un joven desnudo, de pie, que apoya su cuerpo sobre la pierna derecha; la izquierda está ligeramente flexionada. La cabeza está suavemente inclinada hacia la derecha. El rostro está enmarcado por una corta melena recogida sobre la cabeza en forma de corona. Las ondulaciones sobre la cabeza y entorno al rostro le dan un aspecto leonino o ígneo. Los ojos tienen las pupilas marcadas junto al párpado superior, lo que le confiere una mirada lejana. Una clámide recogida sobre su hombro derecho cubre parcialmente el cuello y la espalda. El brazo derecho está perdido, pero el antebrazo cae hacia la cadera y el codo parece indicar que el brazo estaría ligeramente dirigido hacia adelante y hacia arriba. El izquierdo está perdido desde el arranque; sin embargo, señala García y Bellido (<i>ROER</i>, nº 11) que se conserva una parte del antebrazo y de la mano izquierda que sostenía la antorcha. Entre los materiales del MNARM, en efecto, está esa pieza que quizá corresponda a la estatua, aunque no está corroborado (Fig. 1.01.02.11b; Cacciotti, 2008, p. 174). La pierna derecha está apoyada en el tronco de un árbol al que aparece adosada una figura de animal mal conservada, pero que parece acertado considerarlo un pequeño león sentado. </p>
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1.01.02.12. Estatua acéfala de Venus. <p>Representación de Venus <i>pudica </i>de pie sobre plinto hecha con mármol blanco. Es una variante del tipo de la Afrodita de Siracusa. Recae el peso sobre su pierna izquierda, al tiempo que la derecha está suavemente doblada. La cabeza se ha perdido, pero quedan restos del cabello ondulado que caen sobre sus hombros. La diosa está desnuda, aunque cubre parte de su cuerpo con un paño visible por detrás, mientras que por delante un extremo se dobla en el antebrazo izquierdo y el otro, tras dar la vuelta por la parte posterior de la estatua, lo sujeta esa misma mano, gesto mediante el cual cubre su sexo. La espalda queda completamente descubierta, pero el manto cae junto a la pierna derecha y por detrás, sirviendo de soporte a la escultura. El brazo derecho está perdido, pero lo llevaba alzado. A su izquierda un amorcillo cabalga sobre un delfín. Aparecida en el Cerro de San Albín en 1902. </p>
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1.01.02.13. Pequeña estatuilla de Venus. <p>Estatua de pequeño tamaño de mujer desnuda, muy mutilada. Se conserva el torso y las piernas hasta la altura de las rodillas. Le falta la cabeza, los brazos y la mitad inferior de las piernas. Quedan restos del cabello que cae suelto sobre los hombros. El pubis no está cubierto. Es posible que el escultor haya escogido el momento en el que la diosa se ciñe al pecho la faja (<i>fascia</i>), por lo que se aprecia la mano, sin antebrazo, sujetándola. La talla es de buena calidad y parece seguir modelos alejandrinos, en los que las escenas de tocador son habituales. En la pierna izquierda quedan restos de un soporte o figura adicional. El mármol presenta marcas de fuego. Aparecida en el Cerro de San Albín. </p>
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1.01.02.14.01. Fragmento de mármol blanco de las canteras de Borba (Estremoz, Portugal) en el que serepresenta un manto con grandes pliegues curvos <p>Fragmento de mármol blanco de las canteras de Borba (Estremoz, Portugal) en el que serepresenta un manto con grandes pliegues curvos, con borde superior pulido, lo que indica que es el extremo de la pieza; los tres lados restantes están fracturados (Fig. 1.01.02.14.01). Las ondas del manto son más estrechas en la parte derecha, lo que indica que se abre hacia la izquierda. Conserva restos de pintura roja. El relieve no estaba exento, pues la cara posterior apenas está desbastada, por lo que sólo podría verse de frente. </p>
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1.01.02.14.02. Fragmento de mármol blanco de las canteras de Borba Fragmento de mármol blanco de las canteras de Borba, con representación de tres espigas (1) que surgen de un tronco común, sobre un fondo de pliegues (Fig. 1.01.02.14.02). La pieza está fracturada en todos sus lados.
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1.01.02.14.03. Fragmento de un perro, posiblemente en posición rampante al que le faltan la cabeza, los cuartos delanteros, buena parte de las patas traseras y del rabo Fragmento de escultura en mármol blanco de Borba. Procede del llamado “Ingreso del 20 de septiembre de 1943” de un almacén que existía en el Teatro Romano (1). Se trata de piezas procedentes de las excavaciones de Mélida y Macías. Aunque el animal está muy mutilado, se aprecia el buen trabajo de la columna vertebral y el arranque del rabo (Fig. 1.01.02.14.03a).
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1.01.02.15. Zócalo con los pies de una pequeña figura Mármol de Borba. Mencionado por primera vez por Mélida (1914, 449) con motivo de la descripción de los materiales aparecidos en el Cerro de San Albín en 1902. Se trata de los pies calzados con sandalias; junto al pie derecho se ve el arranque de una pieza cuadrangular, una suerte de pilar o ara.
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1.01.02.16. Restos de soporte de mueble en mármol. En un fragmento se ve un felino, pantera –según Mélida– o leona, rampante probablemente pata de un sillón o mesa (Fig. 1.01.02.16 y 16a), otros dos fragmentos representan garras. Descubierto en las excavaciones de 1913.
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1.01.02.17. Estatua de mármol que representa a un hombre de pie al que le faltan la cabeza y buena parte de las extremidades Hallada en el cerro de San Albín en 1913. La pierna izquierda está perdida desde el muslo, pero se aprecia un movimiento hacia delante, que recuerda obras de Lisipo. Conserva el arranque del soporte en que se apoyaba el pie izquierdo. El cuerpo desnudo se cubre con un manto que cae desde el hombro izquierdo por la espalda, da la vuelta en la cadera derecha para cubrir el bajo vientre y el sexo. El brazo izquierdo, doblado por el codo y extendido hacia adelante recoge el manto que cae por el exterior del antebrazo. Esa mano sostiene por la empuñadura una espada que descansa en el antebrazo por encima del manto.
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1.01.02.18. Estatua de un dios sedente de mármol a la que faltan cabeza, manos y pies El torso desnudo y su posición hierática permiten deducir que se trata de una divinidad entronizada. Desde la cintura va cubierta con un manto que tapa también las piernas. Aparecida en el Cerro de San Albín en 1902.
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1.01.02.21. Fragmento de escultura de mármol de la que se conserva sólo una parte de la cabeza de un ave a la que falta el pico Seguramente representa un águila. Procede del Cerro de San Albín.
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1.01.02.22. Cabeza de mujer en mármol Retrato de joven que presenta fracturada la nariz. Va peinada con rizos ensortijados y tirabuzones en la parte posterior. Fue descubierta en 1913 en el Cerro de S. Albín, pero en su parte occidental, al hacer un desmonte, lo que aparentemente la sitúa al margen de las restantes esculturas.
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1.01.02.23. Rebabas de los ojos de Mitra Dos fragmentos de vidrio guardados en un papel doblado que tenía escrito con letra de José Álvarez Sáenz de Buruaga: “ojos de Mitra”. Probablemente se trate de las rebabas que dejaron los ojos de vidrio, perdidos en el momento del hallazgo, de alguna de las estatuas procedentes del Cerro de San Albín. En la nota no se precisa cuál. Tampoco se anota número de inventario, por lo que se integra en el llamado “Fondo Antiguo” del Museo, correspondiente a las piezas ingresadas antes de 1943 y que se incorporaron sin inventario. El actual le fue asignado en el año 1985.
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1.01.02.24. Fragmento de escultura de mármol con representación de figura masculina, a la que le falta la cabeza, los brazos y las piernas Presenta el cuerpo echado hacia adelante y con cierta torsión hacia la derecha, mientras que las piernas giran hacia la izquierda. No parece un movimiento de marcha natural. Va cubierto con manto y faldellín hasta las rodillas. Aparecida en el Cerro de San Albín.
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1.01.03. Materiales procedentes de la Calle Constantino de Mérida
Agrupo en este apartado, de forma independiente, una serie de materiales exhumados por Mélida en las excavaciones de 1926 y 1927, porque constituyen indicios persuasivos de que el mitreo de donde procede la colección ocultada en el Cerro de San Albín pudiera haber estado aquí situado. Con motivo de las obras de cimentación de una casa en 1926 aparecieron al final de la calle y a unos 200 m del Cerro de San Albin, tallas de época romana. Mélida y Macías excavaron allí ese año y el siguiente. En el hallazgo fortuito aparecieron una estela funeraria con busto, pero sin la cabeza, y tres estatuas fragmentarias. Al parecer no encontraron restos de construcciones antiguas; tan solo materiales aprovechados. Los objetos del catálogo que a continuación se enumeran orientan nuestra mirada hacia los restos del cerro. El primero es un león que puede ser clave en la propuesta, como se indica en su correspondiente comentario; buena parte de los restantes encuentra cobijo en los ciclos iconográficos del mitraísmo, por ejemplo, la estatuilla de Océano, la pierna izquierda de un Mercurio, un busto viril con cabeza de león en el hombro. Es cierto que otros presentan dificultades, como la estatua de Proserpina (?) sedente (nº 1.01.02.18.01), pero que se supone pareja del dios entronizado (nº 1.01.02.19) descubierto en el Cerro de San Albín. A estas estatuas ha de añadirse otra diosa sedente sin cabeza que recuerda a la anterior, aunque es de mayor tamaño y mejor factura (Mélida - Macías, 1929, p. 25, lám. XV, C).
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1.01.03.01. Estatua de león fragmentada en mármol similar al de las esculturas del Cerro de San Albín. Le faltan la parte delantera desde el hocico hasta las patas, presumiblemente por un golpe intencionado, así como parte de las traseras.
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1.01.03.02. Pierna izquierda quizá perteneciente a una estatua de Mercurio. Solo se conserva la parte inferior, por debajo de la rodilla y hasta los tobillos, de los salen sendas alas similares a las de Mercurio. Hallada en la misma excavación de Mélida en 1926.
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1.01.03.03. Estatua de Océano de pequeñas dimensiones, al que le faltan la cabeza, parte del pecho y las piernas Se desconoce el lugar y fecha del hallazgo, pero es anterior a 1936, pues estaba almacenada en el Teatro, al parecer, junto a otros materiales procedentes de las excavaciones de Mélida de la calle Constantino.
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1.02.01.01. Fragmentos de tríptico en bajorrelieve <p>Fragmentos de tríptico en bajorrelieve de considerable tamaño en mármol blanco del que solo se conserva, en los cinco fragmentos recuperados, la parte correspondiente al panel derecho y parte del central (Fig. 1.02.01.01). De la parte del relieve, correspondiente a la tauroctonía, solo se ha salvado la figura de Cautópates, con las piernas separadas, en el extremo derecho de la cueva en la que se está produciendo la inmolación del toro, del que solo se conserva la pata delantera. Por encima del arco de la gruta, se aprecia una imagen de la luna, como es habitual en las escenas tauróctonas. En el panel correspondiente al lateral derecho, desde el punto de mira del observador, está representado el banquete de Helios y Mitra. Ambos está recostados en la misma posición, en paralelo, y visten ropa idéntica, con magas hasta las muñecas, ceñida a la cintura. Sendas clámides cuelgan de los cuellos por detrás. Mitra va tocado con el gorro frigio; Helios, coronado con once rayos y nimbo, lleva pelo largo por detrás de las orejas (y no gorro frigio como dice García y Bellido, 1948). Mitra pasa su brazo derecho por la espalda de Helios y apoya su mano sobre el hombro. Con la mano izquierda ambas figuras sostienen sendos ritones; la derecha de Helios se extiende a lo largo del cuerpo y la mano derecha se ve abierta en vertical, en gesto de exhibición y agrado de cuanto acontece alrededor. La tosquedad del artista no permite reconcer sobre qué se apoyan estos dos personajes, probablemente una mesa cubierta con la piel del toro como es frecuente es esta escena. Ante ellos, y por debajo, los dadóforos, de nuevo con las piernas separadas y vestidos como Mitra. Cautópates sostiene un jarro, como si estuviera vertiendo, ante una gran cratera rodeada por una serpiente que tiene la cabeza en el borde del recipiente. Cautes, a la izquierda de la escena, ofrece una alteración digna de mención, pues ha dejado su antorcha en el suelo, según se indica en el comentario. </p> <p> </p>
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2.02.01. Placa cuadrangular, de piedra marmórea blanca Placa cuadrangular, de piedra marmórea blanca, recompuesta con los cinco fragmentos conservados (Fig. 2.02.01). En relieve, realizado con un grabado poco profundo, se representa una figura tocada con gorro frigio, túnica con mangas y con un manto que vuela hacia la izquierda. Con la mano izquierda sujeta el hocico de un toro, al que domina con su pierna derecha presionándole la espalda. No cabe duda de que se trata de una representación de una tauroctonía inconclusa. Fue hallada en el año 1923 en la Calle Doña Saturnina, nº 10.