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1.03.01. Placa de mármol grisáceo de Tigraches con inscripción votiva
<p>Placa de mármol grisáceo de Tigraches con inscripción votiva encuadrada por una doble moldura (Fig. 1.03.01). Una fractura impide leer el inicio de la primera línea, la erosión y el maltrato dificultan la lectura del resto. No se conoce la procedencia exacta, pero muy probablemente es de la propia Beja. </p>
<p>[<i>M(ithrae)</i>?] <i>Deo Invicto </i>/ <i>sodaliciu</i>(<i>m</i>) <i>Braca</i>/<i>rorum st</i>[<i>u</i>]<i>dium sua in</i>/<i>pensa fece</i>[<i>ru</i>]<i>nt cum </i>/ <i>cratera</i>. <i>Ti</i>[<i>tulum</i>] <i>dona</i>/<i>vit Messiu</i>[<i>s</i>] <i>M</i>(<i>arci</i>)? [<i>l</i>(<i>ibertus</i>)]? [<i>Arte</i>]<i>mido</i>/[<i>rus</i>] <i>magis</i>[<i>t</i>]<i>er </i>[<i>d</i>(<i>e</i>)] <i>s</i>(<i>uo</i>) <i>fe</i>(<i>cit</i>).</p>
<p>Al Dios Invicto [Mitra]. La cofradía de los bracarenses hizo el aula con sus recursos, junto con la cratera. El <i>magister </i>Messius Artemidorus, liberto de M[arcus], puso la inscripción con su dinero.</p>
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2.02.02. Árula anepígrafa de mármol blanco
Árula anepígrafa de mármol blanco con relieves en sus cuatro caras y foculus en la parte superior, de carácter supuestamente mitraico-dionisíaco. Procede del anfiteatro. En la cara frontal (Fig. 2.02.02) está representado un toro que camina hacia la derecha, en la posterior (Fig. 2.02.02a) un árbol con frutos, quizá higuera. En la derecha (Fig, 2.02.02b) cinco espigas de trigo y en la izquierda (Fig. 2.02.02c) una vid con hojas, pámpanos y racimos de uva. En la parte superior tiene un focus que ocupa casi toda la superficie (Fig. 2.02.02d).
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3.01.01. Supuesto mitreo en Can Modolell
<p>Yacimiento situado a unos 130 km al nordeste de la capital provincial, <i>Tarraco</i>, a unos 30 de Barcelona siguiendo la línea de costa y a 5 km de Cabrera de Mar. El yacimiento no ha sido excavado en su totalidad, pues falta todo el cuadrante NO. y no hay una publicación adecuada de la evolución arquitectónica del espacio. Su descubrimiento fue casual en 1974 y los restos actualmente visibles son producto de las actuaciones de la Secció Arqueològica del Museu de Mataró entre los años 1974 y 1984, por lo que los hallazgos se conservan en el museo de esta localidad. Una intervención en 1999 permitió determinar la planimetría como la conocemos ahora. La última intervención, de 2011, estableció el límite norte del yacimiento y confirmó la ausencia de otras construcciones romanas en los alrededores. Se trata de un gran espacio con diferentes edificios, interpretados bien como construcciones de una villa romana de explotación agraria compuesta por varias estructuras, o bien como espacio sacro desde sus orígenes, quizá incluso de época ibérica tardía. Sin embargo, no parece que haya una continuidad formal, funcional, ni espacial entre los restos ibéricos y los altoimperiales. En su conjunto, el área excavada abarca más de 350m2, aunque se estima en más de 1000 m2 el espacio arqueológico. Los primeros materiales romanos son de época augustea, pero no van acompañados de construcción. El origen de las edificaciones romanas se sitúa entre el período de Tiberio y el de Claudio, probablemente en conexión con la propia remodelación de <i>Iluro </i>y su territorio al obtener la municipalidad. En la segunda mitad del siglo II el conjunto adquiere un aspecto mucho más estructurado por una serie de intervenciones sobre las que no hay acuerdo si se acometen simultáneamente o de forma progresiva. El hecho es que hacia mediados del siglo II, el conjunto se dota de una entrada monumental con continuidad en un criptopórtico, en el que supuestamente se instalaría un mitreo, idea no compartida por algunos autores (Clariana <i>et alii</i>, 2000, 165-200). En algún momento del siglo III o del IV, el complejo cayó en desuso, las estructuras colapsaron –sin que se pueda determinar si hubo acción violenta– y el espacio quedó cubierto por tierra. En la segunda mitad del siglo V se establecen nuevas edificaciones sobre el estrato de abandono.</p>
<p>La documentación parece indicar que en Can Modolell se veneraban otras divinidades al margen de Mitra, Neptuno, con casi total seguridad y una divinidad femenina no identificada, según se indica más adelante. La mayor parte de los hallazgos destacados, mármoles de importación, bronces y dedicatorias en bronce, corresponden a este período cronológico. Una inscripción, fechada en época augustea, conmemora una <i>erogatio stipis</i>, un reparto realizado por los magistrados locales. Es, sin duda, anterior a los materiales mitraicos, lo que podría avalar la hipótesis de que el lugar era ya sacro antes de que se ofrecieran los primeros objetos mitraicos. En esa dirección apuntan asimismo la inscripción de <i>Aphnius</i>, un liberto de <i>Paccius Saturninus</i>, procurador de Vespasiano, que corrobora el uso del espacio en la segunda mitad del siglo I d.C. y la <i>tabula ansata </i>dedicada en el último tercio del siglo I d.C. por <i>M</i>(<i>arcus</i>) <i>Flavius Moschus</i>, a una divinidad que no se reconoce, aunque se ha sugerido que fuera Silvano. Es muy probable que el dedicante sea un liberto Flavio. Todos estos hallazgos parecen corroborar la existencia de un espacio cultual en la segunda mitad del siglo I d.C., en el seno de una propiedad imperial (1), donde se acondicionaría, ya en el siglo II, quizá un ambiente específicamente mitraico o incluso un mitreo. En cualquier caso, la epigrafía conservada da preeminencia a Mitra, no sabemos si como deidad única venerada a partir de un determinado momento o como divinidad que comparte un espacio sacro previo en el que cohabita con otras deidades. Tanto en uno como en otro caso, el espacio reacondicionado hacia mediados del siglo II proporciona un valor simbólico adicional a la historia del lugar, pues un nuevo dios ocupa un lugar ancestralmente sacro quedando así legitimado. Otra alternativa sería admitir que Mitra accede a ese espacio sacro de la mano de sus devotos no en exclusividad, sino compartiéndolo, de tal modo que no podríamos hablar en propiedad de la existencia de un mitreo.</p>
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1.01.01. Mitreo de la calle Espronceda
<p>En la primavera del año 2000, una excavación de urgencia en el nº 22 de la calle Espronceda de Mérida (Fig. 1.01.01.0a), sacó a la luz una estructura similar a la de los mitreos, aunque el ábside estaba destruido. Los muros perimetrales, en dirección NO.-SE. no superaban los 50 cm. de altura en el momento de su descubrimiento. A tenor de lo excavado se puede calcular que la nave tendría unos 5,5 m de ancho y unos 18 de largo, de los que sólo se ha podido recuperar un tercio (Fig. 1.01.01.0b). A ambos lados, dos bancos corridos (de 1,7 de fondo por 0,8 m de alto), cubiertos con mortero y pintados de blanco, enmarcan un pasillo de 2,10 m de ancho, con suelo de tierra batida, en el que se encontró lo que parece ser la parte baja de un altar (nº 1.01.01.01) y a su izquierda un receptáculo (nº 1.01.01.02), ambos de obra (Fig. 1.01.01.0c), como ocurre en el mitreo de los <i>Castra Peregrinorum </i>(Lissi-Caronna, 1986). El suelo del edificio presumiblemente se encontraba por debajo del nivel de calle, lo que articulaba un espacio semisubterráneo (Fig. 1.01.01.0d). Todos los indicios apuntan a la identificación de ese espacio con un mitreo, aunque en ausencia de epigrafía o estatuaria, es muy difícil garantizar su adscripción. La prolongación de los muros parece indicar que no se trata de una construcción aislada, sino integrada en un conjunto arquitectónico más grande. No se puede determinar si se accedía desde la calle directamente a la nave o si había un pronaos o vestíbulo, como se acredita en otros lugares (Shepherd, 1998, 63; Beccatti, 1954, 135). Cabe asimismo la posibilidad de que hubiera una entrada lateral que uniera el mitreo con el edificio en el que aparentemente está integrado, como en el mitreo de Lucrezio Menandro en Ostia (Becatti, 1954, 134). En el solar excavado se construyó una casa particular, por lo que no se han preservado los restos arqueológicos.</p>
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1.01.01.01. Altar de obra decorado con policromía
Se trata de un altar de base cuadrada, fabricado con tierra arcillosa; es macizo y con las esquinas redondeadas. Sus caras están revocadas con mortero blanco; una de ellas conserva la parte inferior de una figura humana pintada en tonos ocres. Se intuye una figura de pie y en posición frontal que calza sandalias de cuero; las piernas aparecen desnudas. Alrededor de la figura hay una decoración vegetal que combina colores verdes claros y oscuros; en el tallo del extremo derecho se aprecia una pequeña flor de color rojo. La escena está enmarcada con una línea roja de 4 a 6 cm de ancho.
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1.01.01.02. Receptáculo bucefalomorfo
Se trata de una obra de base triangular, íntegramente conservada. Apareció a la izquierda del altar cuadrado y adosado a él. La fábrica es similar a la del nº 1.2, pero con trozos de ladrillo para reforzar sus esquinas. También estaba revocado de mortero blanco. En su parte superior presentaba una concavidad con forma triangular, pero sin revoco en su interior. Esta obra asemeja la cabeza de un toro en la que se han modelado los orificios nasales y la boca del animal. En la parte posterior unas protuberancias, de las que se conserva una y el arranque de la otra, simulan los cuernos. En Els Munts (nº 3.03.01) también ha aparecido un altar triangular.
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1.01.02.03. Ara de mármol blanco inscripción
<p>Fragmento de pequeño altar con coronamiento, en el que se ha inscrito la palabra DEO, y focus irregular (Fig. 1.01.02.03) No tiene decoración en los laterales. Le falta la parte inferior, pero no se puede determinar si en el campo epigráfico falta alguna línea más por debajo de la última visible, muy deteriorada, por lo que ha generado problemas de lectura. Apareció en el depósito del Cerro de San Albín.</p>
<p><i>Deo / Inuicto / pro salute / Gai Iuli / […]</i></p>
<p>Al Dios Invicto. Por la salud de Gaius Iulius…</p>
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FC1.01.01. Estatua de divinidad masculina
La figura tiene el torso desnudo, pero el resto del cuerpo va cubierto con un manto que llega hasta los pies. Aparecida en esa localidad portuguesa, en la que se conservan restos de una villa romana.
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2.04.01. Escultura de Mitra tauróctono de mármol blanco amarillento
Apareció casualmente, junto a una estatua de Dióniso, en 1952, en el interior de una de las exedras del estanque central del peristilo de la villa romana de Fuente Las Piedras, conocida ahora como Villa del Mitreo, en el ámbito suburbano de Cabra (1). La tauroctonía representada es de una factura de calidad mediana. Una fractura en la parte trasera del toro ha hecho desaparecer el rabo, lo que impide saber si acababa en espiga, así como la capa del dios. Es como si se conservara aquí buena parte de lo que falta en la tauroctonía de Mérida. Mitra, ataviado como de costumbre con el pantalón persa y túnica corta, mira al Sol mientras clava la daga en el cuello del toro, al que domina sometiéndolo con su pierna izquierda (2). Lleva el gorro frigio y la capa atada al cuello, aunque se ha perdido. El perro y la serpiente acuden a la sangre derramada. El escorpión pinza los testículos del toro. Con la mano izquierda el dios sujeta al animal por los orificios nasales. No se conserva nada más del grupo, aunque cabe la posibilidad de que otras figuras exentas acompañaran y completaran la escena.
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2.02.01. Placa cuadrangular, de piedra marmórea blanca
Placa cuadrangular, de piedra marmórea blanca, recompuesta con los cinco fragmentos conservados (Fig. 2.02.01). En relieve, realizado con un grabado poco profundo, se representa una figura tocada con gorro frigio, túnica con mangas y con un manto que vuela hacia la izquierda. Con la mano izquierda sujeta el hocico de un toro, al que domina con su pierna derecha presionándole la espalda. No cabe duda de que se trata de una representación de una tauroctonía inconclusa. Fue hallada en el año 1923 en la Calle Doña Saturnina, nº 10.
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1.01.01.03. Lucerna de volutas dobles sin asa, con representación de figura masculina
Se conserva bastante completa. Aparecida en el suelo del espacio excavado, en la cabecera de la nave. Se trata de una lucerna del tipo Bailey B-II/Amaré IV,2,B,a/Loeschcke IV. Tiene engobe anaranjado. Marca de fábrica incisa antes de la cocción οσl. El disco está decorado con una figura de varón a la que le falta la cabeza. Lleva el brazo derecho semiflexionado y la mano sostiene una corona radiada; con la otra mano sujeta una palma a la altura de la cadera izquierda.
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1.01.01.04. Lucerna de volutas dobles sin asa y sin decoración en el disco
Apenas se conserva la mitad de la pieza. Es de tipo similar a la anterior y apareció cerca de ella, próxima a la hornacina del banco izquierdo.
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1.01.01.05. Pequeños objetos del interior del mitreo
<p>a) Siete cuencos pequeños de paredes finas tipo Atlante 2/311-Mayer XLIII, con acabados en engobe anarajando y en ocasiones decorados con ruedecillas o lúnulas (Fig. 1.01.01.05a) Fecha: segunda mitad del siglo I o comienzos del II.</p>
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1.01.02. Materiales procedentes del Cerro de San Albín
<p>La primera estatua que se descubrió al construir la plaza de toros, en 1903, fue el Mercurio sedente. La Comisión de Excavaciones que presidía el propio Mélida se hace cargo de la extracción de los materiales del “filón arqueológico” que era el cerro. Especifica en ese momento Mélida que en 1902 se exhumaron seis estatuas, dos cabezas, varios fragmentos escultóricos y algunos epígrafes. En 1913 fueron siete las estatuas halladas, una cabeza, un crecido número de fragmentos, dos aras votivas y restos de otras, a lo que se añade otra cabeza descubierta en 1914. La importancia de los hallazgos tuvo su reconocimiento internacional a partir de los comentarios de Cumont (1905), de Vasconcellos (1913, pp. 334-341), de Paris (1914a, pp. 316-389; 1914b, y 1914b, pp. 292-296 y 1914c, pp. 1-31), de Lantier (1918), por citar a los más renombrados.</p>
<p>García y Bellido (1948, pp. 313-321 y 1967, pp. 26-33) dio forma bastante definitiva al conjunto de los materiales y lo integró en la colección de objetos mitraicos de la Península. Su catálogo se ha mantenido como base para todos los estudios sobre mitraísmo peninsular y, a pesar de las novedades, los intentos de actualización no han logrado el formato compacto de aquel. El conjunto de materiales es espectacular y constituye una de las partes más atractivas del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, una joya arquitectónica que alberga una magnífica exposición en un modelo museístico de excelente calidad. Los fondos no exhibidos aún siguen ofreciendo novedades importantes, como veremos inmediatamente después.</p>
<p>La opinión generalizada en la bibliografía, desde Mélida (1914, p. 444), es que el mitreo tenía que localizarse en el solar en el que se produjeron los hallazgos, aunque persisitía la duda por la ausencia de restos de construcción. Bendala ha defendido su convicción que no ha podido corroborar al no haber logrado excavar en el coso<i> </i>(36). No supuso confrontación con esta firme creencia el hallazgo del mitreo de la calle Espronceda (nº 1.01.01) por motivos diversos. Como se ha adelantado, la propia arqueóloga desligaba ambos conjuntos por una cuestión cronológica: el mitreo excavado apenas estuvo en uso en el siglo II, mientras que la fundación del mitreo constatado epigráficamente es de mediados de ese siglo, a pesar de lo cual Cacciotti (2008, p. 181) reabre la cuestión sin ahondar en ella (37). Razón no menos grave es que el tamaño del mitreo de la calle Espronceda es demasiado pequeño para haber podido albergar toda la estatuaria y altares procedentes del cerro. Podemos, en consecuencia, afirmar a partir del conocimiento que proporcionan los datos actuales que hubo en <i>Emerita </i>al menos dos mitreos sucesivos. Creo que frente a una distinción numérica, frecuente en otros lugares, puesto que la razón de su conocimiento es diferente y de distintos momentos, no es fácil adjudicar el “1” a uno u otro. Como desde la perspectiva histórica el excavado es menos importante, optaré por una denominación que evite confusiones y permita una identificación inmediata. Será, pues, este el Gran Mitreo de Mérida y el de la calle Espronceda el Pequeño Mitreo.</p>
<p>Abordamos a continuación la colección del Cerro de San Albín, correspondiente al Gran Mitreo, que, como señala Blázquez, hubo de ser uno de los más importantes del Imperio (38). Para facilitar el acceso al conjunto, he separado los altares de las estatuas; éstas, a su vez, han quedado divididas entre las que llevan inscripción y las que no la tienen. Sin embargo, antes de prestar atención pormenorizada a los materiales conviene destacar el resultado de una importante investigación (Lapuente - Nogales - Royo - Brilli, 2014, pp. 333-354) en la que se ha llevado a cabo el estudio arqueométrico de 51 esculturas y elementos decorativos de mármol del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida fechadas entre el siglo I a.C. y el II d.C. El resultado ha revelado el origen del mármol, en ocasiones procedente de Turquía, de Grecia, de Carrara y de Estremoz. Para nuestros intereses concretos, se despeja una duda sobre el carácter local o de importación de la estatuaria del Cerro de San Albín. En su inmensa mayoría está realizada con mármol blanco de Borba, del anticlinal de Estremoz. El alcance de la constatación es enorme, pues implica una infraestructura mayor, en términos técnicos y de visibilidad, que si las estatuas de culto hubieran sido de importación. Significa, además, el establecimiento de artistas peregrinos en la ciudad para acometer la tarea de esculpir toda la estatuaria y, junto a ello, la capacidad de intervención más inmediata del contratista sobre el trabajo. El producto importado, por su parte, tiene otras implicaciones, entre las cuales está el nada desdeñable incremento del coste añadido a la compra de un bien acabado. El prestigio de la obra concluida en un afamado taller lejano había de tener repercusiones en su recepción y en su calidad no ya como obra artística, sino en su función religiosa.</p>
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1.01.02.01. Ara de mármol blanco grisáceo con inscripción
<p>El altar está coronado con un frontón y volutas lisas. En los laterales, una pátera, a la derecha (Fig. 1.01.02.01a), y en el izquierdo un praefericulum en relieve (1.01.02.01b). Hallada casualmente en 1902 en el Cerro de S. Albín.</p>
<p><em>Ann(o) Col(oniae) CLXXX / aram genesis / Inuicti Mithrae / M(arcus) Val(erius) Secundus / fr(umentarius) Leg(ionis) VII Gem(inae) dono / ponendam merito curauit / G(aio) Accio Hedychro patre.</em></p>
<p>“En el año 180 de la Colonia, Marcus Valerius Secundus, frumentario de la Legión VII Gémina, se ocupó de colocar el ara del nacimiento del Invicto Mitra, como ofrenda debida, siendo pater Gaius Accius Hedychrus”.</p>
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1.01.02.02. Ara de mármol blanco con inscripción
El altar, partido en dos bloques en diagonal desde el lateral izquierdo hasta el derecho, está decorado con una moldura simple como coronamiento; la base también está moldurada. No presenta decoración en los laterales. Procede del Cerro de San Albín en 1902. No aparece en el catálogo de Macías.
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1.01.02.04. Ara de mármol blanco con inscripción
<p>Aparecida en 1902 en el Cerro de San Albín, seguía allí en 1903 según el testimonio de Solano, sin que tengamos posterior noticia de ella. Mélida indica que estaba en el Museo, pero no figura en el inventario de Macías, lo que hace dudar a Mallon - Marín de esa información; García y Bellido la reproduce sin titubeos. Mallon - Marín creían que nunca llegó a ingresar. La única descripción que conservamos es la de Solano. El ara estaba rota por abajo y la cornisa superior estaba coronada por un frontón entre dos rosetas. Desaparecida.</p>
<p><em>Inuicto Deo / Quintio Flaui / Baetici Conim/brig(ensis) ser(uus) / pro sa(lute) Coutii Lupi</em></p>
<p>Al Dios Invicto. El conimbrigense Quintio, esclavo de Flavius Baeticus, por la salud de Coutius Lupus.</p>
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1.01.02.06. Estatua de mármol blanco de Borba (Estremoz, Portugal) que representa a Mercurio sentado
<p>Descubierta en 1913, pero en 1902 se había hallado ya un fragmento de la pierna derecha. El dios, desnudo y de tamaño natural, descansa sobre una roca parcialmente cubierta por su clámide. En los tobillos lleva atadas las alas, atributo del dios mensajero. Su expresión es pensativa y el rostro, de finas facciones, está ligera inclinado. El pelo es corto y rizado. El antebrazo derecho se apoya en el muslo; la mano derecha, directamente sobre la roca, sostiene el peso del torso. En un lateral de la roca está apoyada la lira, cuya caja de resonancia es un caparazón de tortuga y sus brazos, sendos cuernos de antílope. Una inscripción sobre el caparazón contiene la dedicatoria de la obra (Fig. 1.01.02.06a).</p>
<p><em>Ann(o) Col(oniae) CLXXX / inuicto deo Mithrae / sacr(um) / G(aius) Accius Hedychrus / Pater / a(nimo) l(ibente) p(osuit)</em></p>
<p>En el año 180 de la Colonia, consagrado al dios invicto Mitra. Gaius Accius Hedychrus, <em>pater</em>, colocó (la estatua) con agrado.</p>
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1.01.02.07. Estatua acéfala de varón con túnica y clámide
<p>Está hecha con mármol blanco grisáceo, diferente a la mayoría de las otras esculturas del conjunto. Probablemente se trata de Cautópates. La túnica, corta y con mangas, va muy fruncida y está recogida dos veces mediante ceñidores, a la altura del pecho y de la cintura. La clámide le cubre parte del pecho, el hombro izquierdo y parte del mismo brazo; por la espalda cae hasta los tobillos y está sujeta en el hombro derecho por medio de una fíbula redonda. Es un atuendo típico de los Dadóforos. El brazo derecho está desnudo. Calza borceguíes (<i>endromis</i>) flexibles, atados con cordones. En el cuello y en los hombros se conservan restos de rizos de la cabellera y parte del gorro. Viste pantalón persa y las piernas está separadas, la derecha algo avanzada. A la izquierda de la figura, como refuerzo de la estatua, está adosado el tronco de un árbol con un delfín en posición vertical, con la cabeza hacia abajo. La talla es de gran calidad. La parte posterior no está trabajada, por lo que iría adosada a una pared. En el plinto aparece la inscripción bilingüe que se recoge a continuación (fig. 1.01.02.07a). Hallada en el Cerro de San Albín en 1913.</p>
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1.01.02.08. Estatua oceánica de mármol blanco con inscripción
<p>Hallada en el Cerro de San Albín en 1902. Representa una figura masculina envuelta en un manto que deja al descubierto el pecho. Está recostada sobre un lecho de ondas que sugieren el agua, en la posición habitual de las divinidades acuáticas. Es de tamaño superior al normal. Le falta la cabeza. El brazo derecho, desaparecido, se levanta para sujetar un cuerno de la abundancia, cuyo extremo inferior aparece adosado a un pliegue del manto a la altura de la ingle. Su brazo izquierdo iba apoyado sobre un delfín que volvía la cabeza hacia la estatua. De él sólo quedan algunos restos en la mano izquierda, uno de cuyos dedos entraba en la boca del cetáceo. La parte posterior está someramente trabajada, por lo que iría adosada a una pared o, al menos, en un espacio que no permitiera más que su visión frontal. La inscripción que se recoge a continuación está en el ropaje a la altura de su muslo izquierdo (Fig. 1.01.02.08a). </p>
<p><em>G(aius) Acc(ius) Hedychrus / P(ater) Patrum</em></p>
<p>Gaius Accius Hedychrus, Padre de los Padres.</p>
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1.01.02.09. Estatua de Cronos leontocéfalo
<p>Estatua de mármol blanco con representación de un varón con cabeza de león. Lleva el torso desnudo, desde la cintura hasta la parte conservada de las piernas va cubierto con un fino pantalón, presumiblemente de tipo persa, ceñido a la cintura mediante un <i>cingulum</i>. Faltan las dos piernas desde los muslos, el antebrazo y mano derechos, el brazo izquierdo íntegramente. La cabeza ha sufrido un golpe que le ha partido el hocico y, tal vez, un segundo golpe le ha partido la cabeza, de la que se conserva buena parte de la melena, las fauces entreabiertas, el entrecejo fruncido y el ojo izquierdo (Fig. 1.01.02.09a). El cuerpo está enroscado por una serpiente, de la que se conservan tres vueltas, una a la altura de los muslos, otra ligeramente por encima de la cintura y la última por la parte alta del pecho en contacto con la melena. Falta la cabeza de la serpiente, que reposaría de forma frontal sobre la cabeza leonina. En la parte posterior se conservan íntegramente las alas, cuyo plumaje se representa por medio de un somero rayado en la zona inferior, mientras que en la superior, visible desde el frente por encima de los hombros, la labra es más detallada. Propone García y Bellido que en las manos llevaría la llave del cielo y el cetro o el rayo. El cuerpo fue hallado en 1902 en el Cerro de San Albín; en 1913 fue descubierto un fragmento adicional del brazo derecho y la parte que se conserva de la cara (1). </p>
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1.01.02.10. Estatua de Cronos joven
<p>Estatua de mármol fino sin pulir, hallada con la precedente en 1902 y algún fragmento adicional en 1913. La cabeza, imberbe y juvenil, apareció en 1913, extremo que justifica las fotos reproducidas sin ella. Es la imagen de Eón o Cronos, personificación del tiempo infinito. Se presenta desnudo, en actitud rígida, de pie, el tronco derecho, las piernas juntas y los brazos abiertos en compás. El dios tiene abundante pelo en el que se aprecian los orificios en los que encastrarían los rayos solares de bronce que harían de corona. El cabello, marcado con profundos trépanos, encuadra el rostro que mira impasible de frente, y cae sobre la espalda. En el pecho tiene en relieve una pequeña cabeza de león, que aparenta formar parte del propio cuerpo. El joven está rodeado por una serpiente que le da cinco vueltas desde los pies hasta la cabeza, en la que reposaría la del saurio que se da por desaparecida, pero que presumiblemente es la cabeza de serpiente recuperada con los fragmentos de la tauroctonía y que tiene nº inv. 7500 (Fig. 1.01.02.10a). Junto a su pierna izquierda, como refuerzo, hay un tronco de árbol del que sobresale una cabeza de carnero, atributo insólito para Cronos (Fig. 1.01.02.10b). Junto a la otra pierna estaba representado otro atributo no conservado. En la espalda llevaba alas, de las que sólo se conservan los orificios de sujeción. Los brazos estaban hechos con piezas separadas; se conserva el izquierdo casi íntegro y sólo una parte del derecho. </p>
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1.01.02.11. Estatua masculina mitraica con león
<p>Figura viril de mármol blanco. Hallada en el Cerro de San Albín en 1913. La imagen representa un joven desnudo, de pie, que apoya su cuerpo sobre la pierna derecha; la izquierda está ligeramente flexionada. La cabeza está suavemente inclinada hacia la derecha. El rostro está enmarcado por una corta melena recogida sobre la cabeza en forma de corona. Las ondulaciones sobre la cabeza y entorno al rostro le dan un aspecto leonino o ígneo. Los ojos tienen las pupilas marcadas junto al párpado superior, lo que le confiere una mirada lejana. Una clámide recogida sobre su hombro derecho cubre parcialmente el cuello y la espalda. El brazo derecho está perdido, pero el antebrazo cae hacia la cadera y el codo parece indicar que el brazo estaría ligeramente dirigido hacia adelante y hacia arriba. El izquierdo está perdido desde el arranque; sin embargo, señala García y Bellido (<i>ROER</i>, nº 11) que se conserva una parte del antebrazo y de la mano izquierda que sostenía la antorcha. Entre los materiales del MNARM, en efecto, está esa pieza que quizá corresponda a la estatua, aunque no está corroborado (Fig. 1.01.02.11b; Cacciotti, 2008, p. 174). La pierna derecha está apoyada en el tronco de un árbol al que aparece adosada una figura de animal mal conservada, pero que parece acertado considerarlo un pequeño león sentado. </p>
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1.01.02.12. Estatua acéfala de Venus.
<p>Representación de Venus <i>pudica </i>de pie sobre plinto hecha con mármol blanco. Es una variante del tipo de la Afrodita de Siracusa. Recae el peso sobre su pierna izquierda, al tiempo que la derecha está suavemente doblada. La cabeza se ha perdido, pero quedan restos del cabello ondulado que caen sobre sus hombros. La diosa está desnuda, aunque cubre parte de su cuerpo con un paño visible por detrás, mientras que por delante un extremo se dobla en el antebrazo izquierdo y el otro, tras dar la vuelta por la parte posterior de la estatua, lo sujeta esa misma mano, gesto mediante el cual cubre su sexo. La espalda queda completamente descubierta, pero el manto cae junto a la pierna derecha y por detrás, sirviendo de soporte a la escultura. El brazo derecho está perdido, pero lo llevaba alzado. A su izquierda un amorcillo cabalga sobre un delfín. Aparecida en el Cerro de San Albín en 1902. </p>
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1.01.02.13. Pequeña estatuilla de Venus.
<p>Estatua de pequeño tamaño de mujer desnuda, muy mutilada. Se conserva el torso y las piernas hasta la altura de las rodillas. Le falta la cabeza, los brazos y la mitad inferior de las piernas. Quedan restos del cabello que cae suelto sobre los hombros. El pubis no está cubierto. Es posible que el escultor haya escogido el momento en el que la diosa se ciñe al pecho la faja (<i>fascia</i>), por lo que se aprecia la mano, sin antebrazo, sujetándola. La talla es de buena calidad y parece seguir modelos alejandrinos, en los que las escenas de tocador son habituales. En la pierna izquierda quedan restos de un soporte o figura adicional. El mármol presenta marcas de fuego. Aparecida en el Cerro de San Albín. </p>