Revista esencial en el panorama de las ciencias jurídicas en el período de Entreguerras. A mi juicio, desde el punto de vista científico-doctrinal, se trató de una de las revistas (convincentemente fue la revista) con mayores grados de erudición y sistematicidad publicada antes de 1936.
En su prospecto se indicaron claramente sus propósitos: «Todo por la Ciencia y para la Ciencia ha de ser el lema de nuestra Revista». Se sostuvo expresamente que «sacrificaremos toda clase de intereses, hemos de rendir amante y respetuoso culto a la Ciencia genuinamente española, reivindicando sus legítimas glorias y sus veneradas tradiciones, poniéndola en forma y fondo a cada momento de relieve, a fin de contribuir por nuestra parte a revivir el alma patria, que yace como muerta, más que dormida, para que en medio de esa enconada y más o menos encubierta lucha de bastardos separatismos suicidas y de indisciplina social, principalmente de las clases que a sí mismas se denominan directoras y que, por unas causas o las otras, no han sabido encarnar el genio hispano, se vaya poco a poco de nuevo generando el ya casi perdido sentimiento y la debilitada y enfermiza conciencia de nuestra personalidad nacional». Se agregó que era la revista el producto del Museo Laboratorio «donde en íntima comunión profesores y alumnos, poniendo en práctica las más interesantes manifestaciones del método experimental, contribuyen al creciente progreso de las Ciencias jurídicas y sociales», y con lamentaciones por el fallecimiento de Gumersindo de Azcárate antes del inicio de la revista, quien había sido uno de sus animadores.
La revista condensó en buena medida el esfuerzo que los movimientos krausistas, aperturistas y regeneracionistas había venido realizando desde muchos años atrás. En sus páginas se encuentran algunas láminas con retratos de juristas relevantes y facsímiles de textos jurídicos medievales. Entre estas existe una fotografía de la Sala Central del Museo Laboratorio jurídico, donde se aprecian a profesores y estudiantes trabajando.
Su contenido abarcó múltiples cuestiones y diferentes tipos de contenidos. Desde detalladas necrologías (Azcárate, Hinojosa, Thaller, Vicente Santamaría de Paredes), reflexiones teóricas de calado sobre casi todas las disciplinas jurídicas, hasta el desarrollo de nuevas instituciones jurídicas con una escritura de alta calidad doctrinal y dogmática. Se expusieron nuevos avances en las disciplinas e instituciones (legislación industrial, Derecho inmobiliario, urbanismo, socialización del Derecho, interpretación y abuso del derecho), y textos de alta erudición con traducciones del latín al castellano. En general, quiso ser un laboratorio donde se publicasen trabajos prácticos y teóricos en diferentes disciplinas. La enseñanza del Derecho fue bastante analizada y discutida. Encontramos amplias reseñas sobre por ejemplo conferencias de Rudolf Stammler y de Léon Duguit en la Universidad Central, sobre obras internacionales (Eugen Huber, Julien Bonnecase, entre otros), y muchos contenidos de interés científico, incluyendo disciplinas extra-positivas como el Derecho comparado, la historia y la filosofía jurídica. La sección de «Bibliografía crítica» fue particularmente rica.