La revista estuvo impulsada, como se refleja en sus colaboradores, por personas cercanas al sistema judicial, sobre todo abogados, como parte de los esfuerzos por poder agruparse ante la no concreción del Colegio de Abogados de La Habana (que llegará años después). La revista según su prólogo insertado en el primer número tenía el “deseo de coadyuvar indirectamente al mejoramiento de la Administración de justicia”. Su contenido era esencialmente sobre tribunales: jurisprudencia, consultas, dictámenes, estadísticas y remates judiciales. Cada número tenía también un par de textos doctrinales casi siempre relacionado de una forma u otra con lo procesal. Su cierre a menos de un año pudo estar relacionado con el escenario cubano mismo, en medio de una guerra y de una serie de explicitas y radicalizadas tensiones sociales. En su último número se anhela “que las circunstancias se nos muestren propicias, para probarles cuan vivos y desinteresados son nuestros deseos de ver próspera y venturosa esta desgraciada Isla”.