El Eco de la Ley empezó en abril de 1859 bajo la dirección de José María Pantoja, con el subtítulo de Periódico de jurisprudencia, administración y notariado. De origen madrileño en cuanto a redacción, administración e imprenta tuvo como editor responsable a Joaquín G. de Barreda. Para este momento las secciones de un periódico jurídico como este se hacían más claras. Tenemos así la sección profesional, Jurisprudencia y Administración, Parlamentaria, Ciencias económicas, morales y políticas, Ayuntamientos, juzgados de paz y Notariado, Tribunales, remitidos, consultas y variedades. Y una infaltable parte oficial con sentencias del Tribunal Supremo (casaciones), conflictos de jurisdicción decididos por el Consejo Real, y la parte de los Ministerios existentes: Presidencia, Gracia y Justicia, Gobernación, Fomento, Hacienda, Estado, Guerra y Ultramar. Como toda empresa nueva editorial que buscaba enganchar potenciales clientes tuvo como anuncio publicitario «consultas gratis a los suscritores». No hay mucho que agregar sobre su plan, a no ser que propuso un diagnóstico de la prensa jurídica: «Todas las publicaciones jurídicas que, ya en forma de periódico, ya en la de volumen, ya en otras diversas, han aparecido hasta ahora, lo mismo las que cuentan algún tiempo de existencia como las que modernamente han empezado á darse á conocer, no han llenado cumplidamente el fin capital á que deben atender las de este género; y demasiado científicas las unas y puramente de interés local las otras, ni han sido, en nuestro concepto, el centinela avanzado de las respetables clases que componen nuestro foro encargado de velar por sus intereses y de sostener sus derechos, ni han contribuido, á nuestro parecer, de un modo directo y de inmediata aplicación á hacerles más fácil el ejercicio de sus funciones, auxiliándolas con sus trabajos para la mejor y mas pronta solución de aquellas cuestiones que por su natural dificultad ó por la oscuridad de la ley, hayan presentado obstáculos en la práctica. A cumplir esta doble misión hasta donde nuestras fuerzas nos lo permitan, destinamos las columnas del periódico que hoy ve la luz pública».
Con este programa especialmente práctico y de clase, a propósito de la jurisprudencia y administración, se dio inicio esta publicación. Este carácter corporativo quedó evidenciado en materiales posteriores a propósito de los estudios y profesiones jurídicas, por ejemplo, respecto a los profesionales de la Administración y la creación de una Academia de Notarios en Barcelona señalando «[l]a necesidad de uniformar las diversas prácticas que se notan en el ejercicio de la Notaría» y un centro de discusión apropiado para ello; o por ejemplo al referir cuestiones prácticas y forenses sobre los nuevos requisitos de las titulaciones.