En 1870 apareció “El Criterio jurídico” redactada por Mariano Ayuso en Madrid. Empezó un 30 de abril de 1870, sosteniendo que cada publicación debía tener su propio proyecto, «un plan invariable» y que el conjunto de estas publicaciones debía asemejarse a «astros [en] diferentes órbitas que no se cortan, aunque se crucen», pues cada una «pondrá una piedra en el edificio de la civilizacion», y para Ayuso su voz era una más en el coro. El plan de Ayuso era considerar a la legislación como una obra que «vá unida á las vicisitudes de la vida», y que viene a reflejar todos estos estadios de la sociedad. Pero lo más relevante vino a continuación: «Y si esto acontece siempre en términos generales, ¿cuánta más razón de ser no tendrá hoy en nuestra patria despues de la tráscendental revolución que acaba de ocurrir? Así es efectivamente: hace un año, poco más, que, merced al impulso revolucionario, nuestra legislación, ó ha cambiado por completo, ó ha quedado en muchos de sus ramos defectuosa ó insostenible, y el hecho de completarla, de armonizarla y de darle sólido fundamento, ha de ser la árdua empresa, lenta pero progresiva, de los patricios que en Cádiz y Alcolea señalaron el fin de una época, y el principio de otra en la historia de esta nación siempre desventurada, pero siempre noble y altiva». Los ejemplos que colocó para apoyarlo fueron el cambio y las diferencias en el «sistema en la administración pública», o en los Ayuntamientos y Diputaciones provinciales, y en el estatus del gobernador de provincia. También aludió al establecimiento de libertades individuales o el matrimonio civil. Así: «en el orden político, ¿cuánto no ha variado la situación de los ciudadanos con la concesion de los derechos individuales? ¿Cuánto no ha profundizado la influencia revolucionaria en el orden civil, con el establecimiento del matrimonio civil?». Las cuestiones penales habían cambiado también con las discusiones sobre la abolición de la pena de muerte y lo que más llamaba la atención fue la secularización en marcha creada por la revolución: «¿No han dejado de ser delitos los ataques á la religión católica, y las apostasías en materia religiosa? ¿A cuántas variaciones en las relaciones sociales no ha de dar lugar la libertad de cultos concedida o establecida por la última Constitución?». Esta introducción de Ayuso es útil porque nos presenta un nuevo paisaje jurídico. Para él, «la revolucion de Septiembre […] es el triunfo de unos principios sobre otros […] un partido sobre otro», y esto tenía una expresión en la legislación emitida. Como aspectos complementarios, pidió más publicidad de los actos judiciales, la comparecencia de las voces de los juristas, y propuso prestar un servicio de los juristas organizando la jurisprudencia que las Gacetas publicaban, pero «faltas de órden y método». Terminó con una cumplida sección de bibliografía jurídica de revistas y tratados españoles y franceses. La empresa de Ayuso no funcionó mucho tiempo. Lo más destacado fue su introducción donde hizo referencia a La Gloriosa, las reformas proyectadas por el Ministerio de Justicia como el matrimonio civil, las consecuencias unificación de fueros, o noticias variadas como el duelo de Enrique de Borbón y el duque de Montpensier.