Fue una publicación profesional, dedicada a los problemas y cuestiones relacionadas a la aplicación del Derecho y a los tribunales de justicia. En tal sentido, a lo largo de su dilatada existencia constituye una tribuna de primera categoría para observar el acontecer judicial de tales años. Se da cuenta de traslados y provisiones de plazas de jueces, registradores, notarios, cátedras etc. Tuvo propósitos informativos y sus secciones constaban de: un boletín semanal de legislación y disposiciones de la Administración; la sección de jurisprudencia con sumarios de recursos de casación y transcripciones de la doctrina fijada por el Tribunal Supremo y los Tribunales Eclesiásticos; una sección de consultas, quejas y cartas de los lectores. También hubo espacio para la bibliografía jurídica y la crónica de causas de interés. En algunas de sus portadas se publicaron retratos de juristas españoles y de algún extranjero, acompañadas de una semblanza.
En su último número de 1923 el director se despidió con cierta acritud sosteniendo: «Durante veintiséis años no he ganado un solo céntimo con el periódico y he puesto mucho dinero y toda una vida de vocación y de trabajo. Recojo solo ingratitudes y pérdidas económicas […] En las condiciones en que hoy tengo que pelear, vencido, casi viejo y sin medios de resistencia es inútil seguir por más tiempo; hay que ir con las corrientes de la época; hay que “vestirlo bien” y no queda más camino que abandonar la empresa o transformarla». En su último número hizo una invitación a los lectores a suscribir acciones y salvar la empresa, pero al parecer no funcionó. En este último número se aprecian múltiples lamentaciones de ingratitud y otras respecto al cierre de la revista.