El Mensagero de los Tribunales formó parte de un género de publicación periódica, típicas de la época isabelina, que alternaba crónica judicial con algunas insinuaciones doctrinales. Fue dirigida por Narciso Buenaventura Selva, abogado penalista, autor de novelas históricas y traductor de Montesquieu.
Su objeto fue: «promover la recta y buena administracion de justicia» pero también facilitar «el estudio de nuestra jurisprudencia y el de la elocuencia forense». Las otras secciones fueron de «casos teórico-prácticos del derecho civil y penal», una de casos y cuestiones canónicas, otra de procedimientos ante tribunales eclesiásticos y otra sobre cuestiones teórico-prácticas de jurisprudencia administrativa. No faltaron las estadísticas y misceláneas. Si se revisa su contenido, se encuentran notas dispersas, extractos de causas, crónicas de audiencias, consultas sobre preguntas forenses del tipo «los hijos declarados naturales por la ley civil, ¿pueden legitimarse por subsiguiente matrimonio conforme á la ley eclesiástica?». Se daban noticia de las actividades de la Academia de jurisprudencia de Madrid, informando de los debates y se republicaron algunos discursos de carácter declamatorio. La revista duró menos de cuatro meses, con 26 números, y en diciembre de 1849 se despidieron diciendo que «Habiendo la Redacción cumplido sus compromisos, y continuando gravemente enfermo uno de sus redactores, ha dispuesto la suspension del Mensagero, hasta su restablecimiento». Todo indica que no llegó tal recuperación y este periódico concluyó.