El panorama de las publicaciones periódicas de Derecho vino a ser refrescado por la publicación en enero de 1848 de esta “Gaceta de los Tribunales y de la Administración” de los hermanos Eugenio y Joaquín García de Gregorio, abogados y el último además catedrático en el Ateneo de Madrid, que habían promovido con anterioridad la “Gaceta de los Tribunales”. Nacida con la convicción de que existía «la necesidad realzar la discusion de las cuestiones jurídicas y administrativas, introduciendo en el plan de sus trabajos, todas las mejoras que reclama un periódico de esta clase, que hoy mejor que nunca puede venir á esclarecer grandes principios, sobre los que se trata de levantar otra jurisprudencia y otra administración». Esta “Gaceta” siguió la lógica de establecer una publicación lejana a la «sociedad que concluyó» y lejos también de los calores de la política pues «le imprime cierta exageración que no tiene ni debe tener la polémica científica que discute con los principios, y no con las pasiones».
La “Gaceta de los Tribunales y de la Administración” terminó su existencia en diciembre de 1848, para dar lugar a “El Foro Español”, no sin antes haber registrado una necrología en honor del lexicógrafo Joaquín Escriche (cuyo meritorio “Diccionario razonado” empezaba circular cada vez más fuerza), o reseñas de las instituciones mercantiles de Martí de Eixalá. Concluyó la vida de esta revista con el planteamiento de su futuro el cual sugería la cuestión sobre el rol que debía cumplir un periódico jurídico, que no era otro que el de querer abrazar simultáneamente dos objetivos que no estaban necesariamente vinculados: dedicarse a la clase profesional de los abogados (y sus intereses corporativos) y la ciencia (como actividad sujeta, al menos idealmente, al rigor de la observación, al método y la exactitud). Así, sosteniendo que su nueva planta «se pondrá a la altura de las necesidades de nuestros Tribunales, y de los adelantos que la Jurisprudencia ha hecho en estos últimos tiempos», se subrayó por otro lado «la necesidad urgente de que los abogados, jueces y demas curiales adquieran un periódico donde se publiquen sus trabajos […] que los cultivan que las carreras de la Jurisprudencia y de la Administración, tengan un órgano en la prensa […] nunca mas que ahora necesita la clase forense unir sus esfuerzos y estudiar sus intereses». Para evidenciar esta confusión señala que el plan a seguir «intenta ser muy esplícito al tratar de los intereses de la clase, de la manera que lo puede hacer un periódico científico», haciendo expreso un camino que marcó el carácter a parte considerable de las publicaciones periódicas.