El edificio fue utilizado, sobre todo como pabellón real de caza y de retiro. Aunque también tuvo otros usos como el de residencia tanto real como de otros nobles y personas de la aristocracia. Sin embargo, en 1851 el municipio de Elsinore compró la finca y convirtió el Palacio en un edifico público desarrollando diversas funciones como el de balneario, museo, galería de arte u oficinas municipales.
El edificio presenta un estilo neoclásico muy remarcado aunque austero, apenas se distingue decoración, destacando solo algunos elementos decorativos como guirnaldas que cuelgan de la fachada principal. Lo mismo sucede en el interior, la decoración es sencilla aunque son notables los juegos de color que producen los propios muros en el interior.
Sin embargo en una de las salas se distingue, a modo de cenefa, varios motivos decorativos pintados que recuerdan el mundo pompeyano. Son elementos florales que se entrecruzan con ánforas clásicas destacando sobre un fondo blanco. Los colores ocres y tierra producen un efecto cálido y contribuyen a difundir el estilo neoclásico pompeyano. Alterna estos elementos con una especie de medallones en los que aparecen elementos figurativos en blanco a modo de bajorrelieve.