Pintura mural “Las Bacantes” solicitada por Julius Hoffmann y probablemente sugerida por los propios emperadores Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia; localizada originalmente en el corredor poniente de Alcázar de Chapultepec; hoy día en ubicada en el Patio de Escudos. Se trata de cinco figuras femeninas pintadas al óleo con una dimensión de 1.5 metros de ancho por 2.5 de alto que bordeaban el muro interior de la residencia de Chapultepec, se las conoce como “Bacantes”, aunque la única sacerdotisa relacionada con el dios romano Baco es –según la tradición– la que tiene una pequeña corona de vid. A las demás se les llama genéricamente bacante porque tienen elementos de ceremonia pero pueden ser ninfas o simplemente danzantes. Por las reproducciones fotográficas se sabe que la decoración de los muros evocaba alguna de las varias casas o villas de Pompeya o Herculano, con guardapolvos y frisos, canastas, festones, garrafas y recuadros que creaban una atmósfera romántica e historicista, en concordancia con los ideales del emperador Maximiliano.
En el Castillo de Chapultepec existe, en el patio superior, un jardín pompeyano; asimismo, el estilo pompeyano se manifiesta en objetos, muebles y acabados de otras salas.