Fernando de Teresa con el propósito de tener una casa de descanso en 1893 contrató al arquitecto Daniel Garza y al ingeniero Gonzalo Garita para la remodelación de la que fuera la Quinta campestre de Tacubaya que contaba con habitaciones, salones, chocheras, caballerizas y amplias áreas verdes; no obstante, gracias a las sugerencias del arquitecto Garza, se construyeron espacios únicos para la época como teatro, biblioteca, alberca, casa de muñecas, lago y ferrocarril de vapor, resaltando entre ellas la alberca que se edificó en el año 1895. Garza había realizado estudios de ingeniería y arquitectura en la Escuela Militar de Chapultepec y se había convertido, en menos de diez años, en un profesional especializado en arquitectura e hidráulica. La lujosa alberca fue su creación y diseñada al estilo pompeyano, con forma rectangular, rodeada por andadores que se complementaba con vestidores, regaderas distribuidas estratégicamente en las cuatro esquinas y un amplio impluvio. La decoración la conforman pinturas al fresco con motivos pompeyanos que combinaban estilizados follajes en jarrones, frisos y recuadros con elementos decorativos más abstractos.