Michel, hijo de un francés nacido en Buenos Aires, llega a París para rehacer su vida. Al llegar, su única pertenencia es un valioso cuadro de un pintor conocido heredado de su padre. Pero en París descubre que con el cuadro también ha heredado un pasado turbio. Clara, mujer madura, poco segura sí misma, recibe de Buenos Aires un rollo de super-8: una amiga de juventud, gravemente enferma, le manda unas imágenes de un tiempo pasado, rico en esperanzas militantes, en despreocupación sentimental. La película aviva en Clara los recuerdos de una traición que han sobrevivido al tiempo. David, pintor reconocido en el pasado, se ha convertido en falsificador y se permite el lujo de hacer fracasar el complot de unos traficantes que le contratan, confesándole a la víctima prevista la trampa que le habían tendido. Su recompensa será reencontrarse con la mujer a la que amó en el pasado y que perdió en Buenos Aires, aunque ahora ella sea sólo un fantasma. Este "otro lado del mundo", que atormenta el presente de los personajes, es la ciudad de Buenos Aires, que les ha marcado a todos de manera distinta en el pasado. Hoy en París, las historias de los tres personajes se cruzan y se anudan, se hacen eco, sin que ellos lo perciban.