Nunca pasa nada
Ficha
Título
Nunca pasa nada
Dirección
Año
1963
Sinopsis
El autocar que transportaba a la Gran Compañía Internacional de Revistas tuvo que hacer una parada forzosa en Madina el Zarzal. Ellos iban en viaje de una capital de provincia a otra, donde debían debutar al día siguiente, y, de pronto, Jacqueline, la más bonita de todas las coristas extranjeras del ballet "Parfum de París", se puso repentinamente enferma. Muy enferma. Tanto, que todo el mundo se asustó y hubo que parar en ese gran poblachón de la ruta, importante nudo de comunicaciones por carretera y ferrocarril. Había allí una pequeña clínica de accidentes, y don Enrique, el médico, Jefe y dueño de la clínica, la atendió. Era una apendicitis aguda, así que había que operar. La Compañía tendría que seguir viaje sin Jacqueline, y así hicieron. Don Enrique era un hombre cincuentón, brusco en sus maneras, competente en su profesión. La presencia de esta bella muchacha fue un golpe para él.
Jacqueline fue operada con fortuna y comenzó su lenta convalecencia. Lenta, no porque físicamente hubiese algún fallo, sino por la escondida voluntad de don Enrique. La existencia de esa chica francesa conmovió hasta la raíz la vida apacible de todo el pueblo. Todo el mundo hablaba de ella y se preocupaba por ella. Lo que estaba sucediendo era, simplemente, que la presencia de esa adorable chica francesa revolucionaba a los alumnos de Bachillerato del Instituto, inquietaba a los contertulios del Círculo Mercantil y Agrícola, escandalizaba a todas las señoras del lugar. Y lo que es más grave, encendía una furiosa, terrible e inútil pasión en el bueno de don Enrique y servía de vehículo para el conocimiento de Julia, su mujer, y de Juan, el joven y tímido profesor de francés del Instituto, que daba clases particulares a Enriquito, su hijo. Un conocimiento suave y poético, donde ellos se descubrían los mismos gustos, las mismas tristezas, idénticos e inútiles sueños. Don Enrique, con mentiras infantiles, debatiéndose en un callejón sin salida, intentará retener todo el tiempo posible a Jacqueline. Todo será inútil. Un día llegará el gran autocar iluminado con las alegres chicas de la Compañía y se la volverán a llevar. Nunca pasa nada.
Jacqueline fue operada con fortuna y comenzó su lenta convalecencia. Lenta, no porque físicamente hubiese algún fallo, sino por la escondida voluntad de don Enrique. La existencia de esa chica francesa conmovió hasta la raíz la vida apacible de todo el pueblo. Todo el mundo hablaba de ella y se preocupaba por ella. Lo que estaba sucediendo era, simplemente, que la presencia de esa adorable chica francesa revolucionaba a los alumnos de Bachillerato del Instituto, inquietaba a los contertulios del Círculo Mercantil y Agrícola, escandalizaba a todas las señoras del lugar. Y lo que es más grave, encendía una furiosa, terrible e inútil pasión en el bueno de don Enrique y servía de vehículo para el conocimiento de Julia, su mujer, y de Juan, el joven y tímido profesor de francés del Instituto, que daba clases particulares a Enriquito, su hijo. Un conocimiento suave y poético, donde ellos se descubrían los mismos gustos, las mismas tristezas, idénticos e inútiles sueños. Don Enrique, con mentiras infantiles, debatiéndose en un callejón sin salida, intentará retener todo el tiempo posible a Jacqueline. Todo será inútil. Un día llegará el gran autocar iluminado con las alegres chicas de la Compañía y se la volverán a llevar. Nunca pasa nada.
Intérpretes
Corinne Marchand; Antonio Casas; Jean Pierre Cassel, Julia Gutiérrez Caba; Pilar Gómez Ferrer, Maria Luisa Ponte; Tota Alba; Alfonso Godá
Guion
Juan Antonio Bardem; Alfonso Sastre; Henry-François Rey
Dirección de fotografía
Juan Julio Baena
Música
George Delarue
Empresa de producción
Cesáreo González P.C; Cocinor; Les Films Marceau
Palabras clave
Drama; pueblo; revista; apendicitis
Motivo del desplazamiento
Económico
Duración
97 min.
Colecciones
País de origen
País de destino
- Conjuntos de fichas
- Cine de movilidad
- Medios
- Nunca pasa nada