Durante la guerra civil española, entre explosiones de la artillería, un comando llega a una posición avanzada, casi cercada por el enemigo. Al día siguiente, los soldados de ambos bandos conciertan una tregua, durante la cual comparten las truchas pescadas en el río e intercambian conservas y cigarrillos. Sin embargo, durante la noche, llegan fuerzas extranjeras para relevar a los sitiadores y matan a un confiado soldado que hacía señas para retomar la pesca.