Dado el estado de la pieza es muy difícil una interpretación precisa. La que aquí se recoge responde a una de las posibles ofrecidas por los editores, precisamente la que les parece menos probable por la cornología del monumento, que sería anterior a la presencia del culto a Mitra en Hispania. Sería interesante constatar una alternancia de la grafía del dios, como una simple K o con su nombre desarrollado Cautes, de forma contemporánea. Si a ello añadimos la conjetura del final sobre dedicantes múltiples, podríamos entender que son al menos dos miembros de una misma familia. El problema cronológico quedaría solventado si abandonamos la idea de que el año 155 d.C., documentado en Mérida, es el del inicio del mitraísmo peninsular.