Se trata a todas luces de una inscripción dedicada al Sol como entidad divina independiente, por lo que es lógica la duda manifestada por los estudiosos del mitraísmo. Que se trate de una deidad autóctona integrada en el panteón municipal con las formalidades de una divinidad romana es una conjetura de difícil constatación. Podría ser un dios de carácter naturalista local (Guitart, 1976, pp. 41-42), o, como propone Tarradell (1979, p. 177, cuya lectura es Soli D(eo) (o hedera?) s[a]crum / A(ulus) P(ompeius o -orcius) Abascantus), que esté vinculado a los cultos con raíces indígenas y dedicados a las cimas de las montañas. Sorprende por ello que los editores del corpus de IRC en su volumen 1 (p. 131, n. 30), no titubeen en considerarla de carácter mitraico y relacionada con el proceso de normalización del culto en el sector nororiental de la Península; aunque en la p. 177, al editar el epígrafe dudan de que se pueda vincular con el mitraísmo, a pesar de que el dedicante lleva, como es frecuente entre sus cultores, un cognomen de radical griego. El documento podría dar testimonio de una consagración en un santuario rupestre dedicado al sol. También se ha propuesto que se trate de un culto solar vinculado a las canteras, aunque esta interpretación no ha suscitado aceptación. En cualquier caso, lo que se puede afirmar es que este testimonio de religiosidad solar no tiene ninguna relación con los misterios de Mitra y, por tanto, tiene que quedar al margen de los testimonios del culto de Mitra en la Península Ibérica. Da la impresión de que hay algunas letras por encima de la palabra SACRVM de la primera línea, pero no lo he podido contrastar.