Es evidente que la identificación realizada por Rodríguez Azcárraga es correcta, aunque Cacciotti no la haya recogido. El tamaño del manto permite sugerir que las figuras habían de ser de tamaño natural, lo que requeriría fácilmente un nicho de al menos dos metros y medio de anchura para dar cobijo a esta tauroctonía policromada. Es pertinente transmitir la información ofrecida por Rodríguez Acárraga, según la cual, en las fichas de inventario general de este fragmento y del siguiente aparece una anotación manuscrita a lápiz de J. Álvarez Sáenz de Buruaga, director entonces del Museo de Mérida, y redactor de las fichas, en la que se lee:

¿Demetrios? Resulta muy significativo que presumiera la autoría de este relieve por el mismo escultor que había producido las mejores obras de esta serie. Es altamente probable, por la factura de los pliegues y por el mármol empleado que la mayor parte del conjunto haya sido esculpido en el mismo momento, a mediados del siglo II d.C., cuyo objetivo era proporcionar un programa iconográfico completo al mitreo de Gaius Accius Hedychrus.