PRIETO-CASTRO FERRÁNDIZ, Leonardo (1905-1995)
Ficha
Catedrático
Presentación
Datos biográficos
En 1955 se hizo unir sus dos primeros apellidos, pasándose a llamar Leonardo Prieto-Castro y Ferrándiz. El 29 de noviembre de 1955 el Director General de Enseñanza Universitaria remitió al Rectorado de la Universidad de Madrid la siguiente comunicación: “Con esta fecha el Excmo. Sr. Ministro de este Departamento, me comunica lo que sigue: En virtud de expediente y en aplicación de lo dispuesto en Orden del Ministerio de Justicia de fecha 21 de junio de 1955, este Ministerio ha resuelto que en el Escalafón de Catedráticos numerarios de Universidad y en todos los documentos oficiales de este Ministerio figure en lo sucesivo D. Leonardo Prieto Castro, Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, con el nombre de D. Leonardo Prieto-Castro y Ferrándiz”.
En el campus de la Universidad Complutense de Madrid, hay una calle que lleva el nombre de Leonardo Prieto Castro.
Formación
Estudió la Licenciatura de Derecho en la Universidad de Granada. En el año académico 1922-1923 aprobó los estudios preparatorios, y en los cuatro años académicos siguientes cursó las asignaturas de la Licenciatura, obteniendo en todas ellas la máxima calificación de sobresaliente y premio (matrícula de honor). Verificó los ejercicios del grado de Licenciado el 28 de mayo de 1926, consiguiendo la calificación de sobresaliente. El 30 de septiembre de 1926 realizó el examen correspondiente al premio extraordinario de la Licenciatura de Derecho, que le fue concedido. Se le expidió el título de Licenciado en Derecho el 21 de octubre de 1927.
En 1926 le fue otorgado, mediante oposición, el premio “Ovelar del Arco” de la Universidad de Granada.
Cursó el Doctorado de Derecho en la Universidad de Madrid. El 19 de diciembre de 1927 superó los ejercicios del grado de Doctor con la calificación de aprobado. Prieto-Castro defendió su tesis doctoral, que versó sobre el tema “El fin en el contrato”, ante un tribunal presidido por Felipe Clemente de Diego, y del que también formaban parte Joaquín Garrigues, Alfonso Retortillo Tornos y Román Riaza como vocales, y Nicolás Pérez Serrano como secretario. Le fue expedido el título de Doctor en Derecho el 31 de marzo de 1932. La tesis doctoral fue publicada en 1932.
A propuesta de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, se concedió a Prieto-Castro, mediante Real Orden de 20 de julio de 1929, una pensión de 425 pesetas mensuales y 300 pesetas para gastos del viaje de ida, a fin de que pudiera ampliar estudios de Derecho Civil en Alemania durante dos meses. Por entonces era profesor auxiliar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada. En virtud de Real Orden de 11 de enero de 1930, le fue prorrogada esa pensión por otros diez meses. Al comienzo del mes de noviembre de 1929 llegó a la Universidad de Gotinga, donde siguió estudios de Derecho de Obligaciones, Derechos Reales y Parte General de Derecho Civil con los profesores Oertmann, Gierke y Darmstädter durante el tiempo que restaba del semestre de invierno, permaneciendo en esa Universidad hasta los primeros días del mes de abril de 1930. Desde mediados de ese mes hasta finales de julio de 1930, estudió Derecho Civil en la Universidad de Bonn con los profesores Crome, Dölle y Juncker, analizando también diversos puntos de Derecho Procesal relacionados con el Derecho Civil. Al comienzo del mes de agosto de 1930 regresó a la Universidad de Gotinga, en la que permaneció hasta finales del mes de octubre de 1930, dedicándose a ampliar sus estudios de Derecho Civil y Derecho Procesal.
En 1935, siendo ya catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza, esta Universidad le concedió una ayuda económica, que le permitió efectuar una breve estancia en la Universidad de Coimbra, destinada a estudiar la organización de las Universidades portuguesas, y especialmente las Facultades de Derecho. A su regreso a España publicó un trabajo sobre ese tema, en el que agradeció la ayuda que le habían prestado dos profesores de la Universidad de Coimbra, manifestando al respecto: “Debo una mención especial al Profesor José Alberto Dos Reis –gran maestro de Derecho procesal de Coimbra- y al Profesor L. Cabral de Mencada –historiador del Derecho portugués y del español, también de esta Universidad-, por su ayuda moral”.
A propuesta de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, le fue otorgada, mediante Orden de 23 de abril de 1935, una pensión para que pudiera ampliar estudios de Derecho Procesal en Italia y Alemania durante cuatro meses. A mediados del mes de junio de 1935 inició su estancia en la Universidad de Turín, en la que mantuvo intensas relaciones de colaboración científica con diversos profesores de esa Universidad: Fluvio Maroi, Mario Sarfatti, Pietro Bodda, Giuseppino Treves y, especialmente, con el profesor Mario Ricca-Barberis. Al inicio del mes de agosto de 1935 se trasladó a Alemania, estudiando sucesivamente en las Universidades de Bonn, Gotinga, Munich (con el profesor Wilhelm Kisch) y Berlín (con los profesores James Goldschmidt y Adolf Schönke). Durante el tiempo en que permaneció en Berlín (desde el 10 de septiembre hasta el 7 de octubre de 1935), residió en casa del profesor James Goldschmidt, quien poco después se vería obligado a huir de la persecución nazi, refugiándose en España. En esa estancia en Italia y Alemania, Prieto-Castro se dedicó, preferentemente, a estudiar la historia del proceso civil romano-canónico, así como la historia de la protección judicial de la posesión, y, sobre todo, a reunir materiales destinados a la elaboración de una obra general de Derecho Procesal Civil español.
Carrera académica
Mediante Real Orden de 25 de junio de 1929, fue nombrado auxiliar temporal, por oposición, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada. Cesó el 12 de abril de 1932.
El 11 de marzo de 1931 le fue encargado el desempeño de la cátedra de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada.
Prieto-Castro fue admitido, junto a otros ocho aspirantes, a las oposiciones convocadas en 1930 para la provisión de la cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza. El tribunal de esas oposiciones estuvo integrado por Antonio Royo Villanova como presidente, y como vocales Tomás Montejo y Rica, Gabriel Bonilla Marín, Francisco Beceña González y José María Serrano Suárez, que actuó como secretario. Los ejercicios de las oposiciones se realizaron durante los meses de febrero y marzo de 1932, y sólo comparecieron a efectuar esos ejercicios dos opositores: Leonardo Prieto-Castro y Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, hijo de don Niceto Alcalá-Zamora y Torres, que por entonces era el Presidente de la República. Las oposiciones fueron extremadamente reñidas. El 12 de marzo de 1932 tuvo lugar la votación del tribunal, con el siguiente resultado: los dos integrantes del tribunal de más edad (Antonio Royo Villanova y Tomás Montejo y Rica) dieron su voto a Alcalá-Zamora y Castillo, mientras que los tres restantes miembros del tribunal (Gabriel Bonilla, Francisco Beceña y José María Serrano) votaron a favor de Prieto-Castro, que de esta forma obtuvo la victoria.
Manuel Azaña, que era en aquella época Presidente del Consejo de Ministros, se refirió en su Diario al disgusto que el resultado de las oposiciones causó al Presidente de la República, don Niceto Alcalá-Zamora y Torres, padre del opositor vencido. En la entrada correspondiente al día 13 de marzo de 1932, es decir, el día inmediatamente siguiente a aquel en el que tuvo lugar la votación del tribunal de las oposiciones, Manuel Azaña incluye la siguiente anotación: “Por la tarde salí en coche con la familia al campo. De regreso, fui al concierto de la Filarmónica en el Español. También estaba don Niceto, con su hija Pura. El Presidente, con quien hablé en un descanso, no parecía muy contento. Me dijo que tenía enfermos a su mujer y a su hijo. Pero se calló otra cosa, que le enojará mucho más: su hijo mayor hacía oposiciones a una cátedra de la Facultad de Derecho de Madrid [rectius: de Zaragoza], y ha perdido. Hace dos días me dijeron en el Congreso que iba a suceder así, y que lo estimaban injusto, porque el hijo de don Niceto está mejor preparado que su adversario. El que me trajo la noticia atribuía la probable derrota del hijo de don Niceto a influencia política de otro personaje de la situación: [Fernando de los] Ríos. Ignoro si esto tiene algún fundamento. Pero si hay alguien que lo crea, más lo creerá el Presidente, y ha de estar quemado”.
Como consecuencia del triunfo obtenido en aquellas oposiciones, Prieto-Castro fue nombrado catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza mediante Orden de 13 de abril de 1932.
Entre los cursos académicos 1933-1934 y 1935-1936, ambos inclusive, fue vocal de la Junta de Gobierno de la Universidad de Zaragoza.
El 8 de febrero de 1935 fue nombrado vocal de la Comisión Ejecutiva de la Ciudad Universitaria de Aragón.
En julio de 1942 se convocaron oposiciones para proveer la cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Madrid, que estaba vacante a causa de que su último titular, Francisco Beceña, había sido asesinado en los primeros días de la guerra civil. Fueron admitidos cuatro opositores, todos ellos catedráticos de Derecho Procesal de otras tantas Universidades: Emilio Gómez Orbaneja (Salamanca), Leonardo Prieto-Castro (Zaragoza), Jaime Guasp Delgado (Barcelona) y Ángel Enciso Calvo (Valencia). La contienda académica padeció numerosas incidencias y fue muy enconada. El nombramiento de presidente titular del tribunal recayó en Felipe Clemente de Diego, siendo designados vocales José María Serrano Suárez, Mauro Miguel y Romero, José Viñas Mey y Pedro de Apalategui y Ocejo. Inmediatamente después del nombramiento del tribunal, Prieto-Castro recusó a dos miembros del mismo, José Viñas Mey y José María Serrano Suárez, alegando la existencia de “enemistad manifiesta”, derivada del enfrentamiento que se había producido entre el recusante y los recusados en el curso de unas oposiciones a cátedras de Derecho Procesal celebradas en 1941. La recusación fue desestimada. Pero uno de los recusados, José Viñas Mey, renunció a formar parte del tribunal de las oposiciones, siendo sustituido por un vocal suplente, Miguel Fenech Navarro. A su vez, el presidente titular, Felipe Clemente de Diego, dejó pasar más de tres meses sin constituir el tribunal, comunicando al Ministerio de Educación Nacional su renuncia. Ante ello, el presidente suplente, Ignacio de Casso Romero, acordó la constitución del tribunal. Pero otro opositor, Ángel Enciso, alegó que esta sustitución era contraria a Derecho y pidió que se procediera a realizar un nuevo nombramiento del tribunal. Esa petición fue rechazada, por lo que el tribunal de las oposiciones quedó integrado por Ignacio de Casso Romero como presidente, y Mauro Miguel y Romero, José María Serrano Suárez, Miguel Fenech Navarro y Pedro de Apalategui y Ocejo como vocales, desempeñando las funciones de secretario del tribunal Mauro Miguel y Romero.
A la postre, sólo dos opositores, Leonardo Prieto-Castro y Jaime Guasp, se presentaron a realizar los ejercicios, que comenzaron el 14 de diciembre de 1943. La votación del tribunal se realizó el 8 de febrero de 1944, y arrojó el siguiente resultado: Miguel Fenech dio su voto a Prieto-Castro, José María Serrano se abstuvo de votar, y los otros tres componentes del tribunal, Ignacio de Casso, Mauro Miguel y Pedro de Apalategui, votaron a favor de Guasp, que obtuvo así el triunfo en las oposiciones.
No obstante, la derrota sufrida por Prieto-Castro no le impidió llevar a cabo su pronto traslado a la Universidad de Madrid, porque al año siguiente, es decir, en 1945, el Ministerio de Educación Nacional acordó la creación de una segunda cátedra de Derecho Procesal en esa Universidad. La dotación y la subsiguiente provisión de esta segunda cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Madrid se llevaron a cabo a ritmo vertiginoso. El Boletín Oficial del Estado del 9 de agosto de 1945 publicó la Orden de 5 de julio del mismo año mediante la que se acordaba dotar la cátedra en cuestión. El 16 de agosto de 1945 el Boletín Oficial del Estado daba cuenta de la Orden de 14 de julio de 1945 por la que se ordenada convocar el correspondiente concurso de traslado para cubrir la cátedra en cuestión. El mismo día 16 de agosto de 1945 se anunciaba en el Boletín Oficial del Estado la convocatoria del concurso, en el que resultó vencedor Prieto-Castro.
De esta forma, Prieto-Castro fue nombrado titular de la segunda cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Madrid mediante Orden de 18 de febrero de 1946. No obstante, la Orden de 9 de abril de 1946 acordó que continuara desempeñando la cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza hasta la terminación del curso académico 1945-1946.
Por Orden de 7 de abril de 1948 fue nombrado Vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, tomando posesión el 10 de abril de 1948. La Orden de 30 de octubre de 1951 acordó el cese de Prieto-Castro en ese cargo.
La Orden de 12 de marzo de 1951 autorizó a Prieto-Castro a desplazarse a Weinheim (Alemania) para asistir a la Asamblea de Profesores alemanes de Derecho Procesal Civil, representando a la Universidad española.
Mediante Orden de 17 de marzo de 1954 se le autorizó a trasladarse a Francia e Italia durante quince días a contar desde el 25 de marzo de de 1954, para dirigir un viaje de estudios de un grupo de alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid.
En virtud de Orden de 4 de octubre de 1957, fue nombrado Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid. Tomó posesión el 7 de octubre de 1957.
Mediante Orden de 21 de octubre de 1960, se acordó que continuara en el cargo de Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid. La Orden de 17 de octubre de 1963 decretó su cese en ese cargo.
Por Orden de 18 de octubre de 1963, Prieto-Castro fue nombrado Decano honorario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid.
En febrero de 1968 volvió a ser nombrado Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, tomando posesión del cargo el 28 de febrero de ese año.
A raíz de unos graves incidentes que se produjeron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid pocas semanas después, Prieto-Castro resultó completamente empapado por el chorro de agua arrojado por la policía contra los manifestantes. Prieto-Castro presentó de inmediato su dimisión del cargo de Decano de esa Facultad, que le fue admitida por Orden de 27 de marzo de 1968, e inició también el ejercicio de acciones judiciales por el hecho mencionado.
Desde los años cuarenta del siglo pasado hasta su jubilación, Prieto-Castro formó parte de numerosos tribunales de oposiciones a plazas de profesores universitarios de Derecho Procesal.
Depuración
El 14 de junio de 1943 el Ministerio de Educación Nacional, de conformidad con la propuesta formulada el 9 de junio del mismo año por el Juez Instructor, acordó rehabilitar a Prieto-Castro en su cargo sin imposición de sanción.
Otras actividades y méritos
Mediante Orden de 1 de abril de 1933, Prieto-Castro fue nombrado Presidente de la Agrupación de Jurados mixtos de Zaragoza.
Desde el 22 de diciembre de 1933 hasta su traslado a la Universidad de Madrid, desempeñó el cargo de vocal del Tribunal Provincial de lo Contencioso-administrativo de Zaragoza.
El 22 de enero de 1936 la Audiencia Territorial de Zaragoza lo nombró vocal de la Comisión de Libertad Condicional.
Durante el curso 1937-1938 desempeñó las cátedras de Alemán de los Institutos “Miguel Servet” y “Goya” de Zaragoza.
Fue miembro del Instituto Español de Derecho Procesal.
Desde 1953 fue Miembro de Número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, en la que ocupó diversos cargos: tesorero, presidente de la sección de Derecho Penal y Procesal, y vicepresidente de honor.
Mediante Orden de 7 de agosto de 1956, el Ministro de Justicia lo nombró Secretario de la Sección de Derecho Procesal del Instituto Nacional de Estudios Jurídicos.
Fue también vocal de la Comisión General de Codificación.
En 1964 resultó nombrado académico del Instituto Argentino de Derecho y Política Internacional.
Prieto-Castro ejerció con éxito y gran prestigio la abogacía, actuando como letrado en numerosos procesos y elaborando importantes dictámenes jurídicos. Por ejemplo, en el célebre proceso de la “Barcelona Traction”, que enfrentó a los Gobiernos de Bélgica y España ante el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, formó parte del grupo abogados que defendieron al Gobierno belga. Algunos de los dictámenes emitidos por Prieto-Castro provocaron, a su vez, sonados procesos, como el que enfrentó a Prieto-Castro con el Real Madrid. En mayo de 1965 el Real Madrid encargó un dictamen jurídico a Prieto-Castro, quien reclamó después la cantidad de 150.000 pesetas (de la época) como pago de sus honorarios. El Real Madrid estaba dispuesto a pagarle 24.000 pesetas. Prieto-Castro interpuso demanda, que fue estimada parcialmente por el Juzgado de Primera Instancia, pero, tras la formulación del correspondiente recurso de apelación, la Audiencia Territorial de Madrid acogió íntegramente la demanda de Prieto-Castro. La Audiencia entendió que la cantidad de 150.000 era ponderada y justa, en atención a la importancia del asunto, a la solvencia de la entidad demandada y a la categoría profesional de Prieto-Castro, de quien la Audiencia dijo que gozaba de indiscutible prestigio internacional como abogado especializado en Derecho Procesal.
Intervino como ponente en muchos congresos nacionales e internacionales de Derecho Procesal.
Asimismo, fue un conferenciante asiduo y muy brillante.
Formó parte del Consejo de Redacción de la Revista de Derecho Procesal desde 1945, año en que empezó a publicarse esa revista, hasta 1983, incluyendo los periodos de tiempo en que la publicación mencionada tuvo otras denominaciones: Revista de Derecho Procesal. Publicación Iberoamericana y Filipina (años 1963 y 1964), Revista Iberoamericana de Derecho Procesal (años 1965 a 1968) y Revista de Derecho Procesal Iberoamericana (desde 1969 hasta 1983). Asimismo, desde 1969 hasta 1983 fue codirector de esa revista.
En 1979 se publicaron dos volúmenes con el título de Escritos en homenaje al profesor Prieto-Castro (Editora Nacional, Madrid, 1979), en los que colaboraron numerosos autores.
Uno de los primeros elogios públicos tributados a Prieto-Castro fue el que le dedicó en 1934 José Xirau Palau, que por entonces era catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Barcelona: “El joven profesor de Zaragoza mantiene un ritmo de actividad que ayuda a confiar la esperanza recientemente depositada en él, al ser incorporado a una cátedra universitaria, de que sería un buen refuerzo para las filas no demasiado nutridas de los procesalistas españoles”.
En los años sesenta del siglo pasado, Santiago Sentís Melendo publicó un trabajo dedicado a analizar la obra procesal de Prieto-Castro, en el que, entre otras cosas, dijo: “Prieto-Castro tiene un significado especial en el campo del proceso: su obra debe considerarse entre las primeras que, en forma orgácica y sin someterse a un programa preestablecido, desarrolla en nuestra lengua el Derecho procesal civil con arreglo a principios y métodos modernos”.
En la “Introducción” de los Escritos en homenaje al profesor Prieto-Castro, De la Oliva Santos afirma: “El conjunto de la producción científica y de la labor docente de Prieto-Castro está fuera de discusión. Se trata de algo monumental, para cuya apreciación nos falta ahora la necesaria perspectiva […] Lo único que cabe es reconocer la ya importante influencia del Profesor Prieto-Castro en la vida jurídica española […] Sosteniendo al Prieto-Castro científico y profesor, está una personalidad humana excepcional […] trabajador incansable, capaz de sostener la atención hasta las últimas horas de una jornada completa de deliberaciones, cuando la fatiga de todos los demás era patente […] Inmediatamente debajo de una eventual irritación o de un gesto en apariencia brusco, Leonardo Prieto-Castro apenas esconde un hombre que valora como pocos los gestos de afecto. Hombre sensible, pero en todo generoso, escasamente inclinado al rencor, mucho más proclive al olvido y al perdón”.
Según Fairén Guillén, discípulo suyo, “fue el doctor Prieto Castro persona generosa con sus amigos; pero de saltos de humor que incluso confundían al interlocutor de turno y que podían acabar en distanciamientos”. Asimismo, Fairén Guillén dice: “La obra de Prieto Castro es la de un pionero de las ideas de la escuela germánica que hay que llamar ya `clásica´ por su excelencia –la de los grandes autores Wach, Hellwig, Kohler, Stein, Bülow, J. Goldschmidt, Rosenberg, Kisch, Mendelssohn-Bartholdy, y un largo et coetera; y de la italiana, nacida [y] derivada de la égida de Chiovenda; unidas ambas influencias a la que le llevaba a estudiar cada vez con mayor profundidad (y éxito) la evolución de la doctrina y de las leyes españolas”.
También Vázquez Sotelo alude al carácter un tanto arisco de este procesalista: “Tenía Prieto-Castro un carácter fuerte, con una recia personalidad. A una sustancial bondad se superponía una personalidad con múltiples aristas y un innegable orgullo personal y universitario. Podía ser tremendamente crítico, despreciativo y demoledor […] El trato personal con Prieto-Castro no era fácil y podía llegar a resultar difícil. En su orgullo siempre estaba presente la enorme dignidad de una Cátedra y de todo lo que entonces significaba”. Vázquez Sotelo indica que Prieto-Castro “tenía una cultura instrumental magnífica, como se refleja en sus escritos y publicaciones. Latín e idiomas modernos y profundos conocimientos de historia, filosofía y literatura constituían una sólido bagaje cultural […] Era un trabajador infatigable. Hasta el final no cesó de trabajar, teniendo el Derecho Procesal como preocupación constante”.
Por su parte, Pablo Gutiérrez de Cabiedes señala: “Prieto-Castro fue un jurista completo: al tiempo que insigne docente universitario […] fue un eminente práctico del Derecho […] Y, desde luego, es uno de los principales publicistas (del siglo) y divulgador de la ciencia procesal en España mediante la incorporación de las instituciones y las construcciones más avanzadas de la ciencia alemana e italiana […] En el terreno humano, hablar de `Don Leonardo´ es hablar de un repertorio de anécdotas que vendrían a describirlo y que han marcado toda una época de la Universidad española. Catedrático `a la antigua usanza´, trabajador incansable, conocido por su elegancia y orgulloso de tenerla, severo con la mediocridad o la pasividad, y con un peculiar carácter, gracejo y sentido crítico, era un ser verdaderamente afectuoso con quienes colaboraron estrechamente con él, generoso, de gran corazón, y alejado de manejos y engaños”.
Ramos Méndez, al describir el panorama de la doctrina procesal española correspondiente a las décadas que siguieron a la guerra civil, afirma: “Prieto-Castro se erigió en el punto de referencia indiscutible. Al cabo de pocos años ya pueden contabilizarse los que son sus primeros discípulos en origen”.
Principales obras
“La acción en el Derecho español”, en Boletín de la Universidad de Granada, nº 13, 1931 (30 págs.)
“El Derecho procesal y su enseñanza universitaria”, en Boletín de la Universidad de Granada, nº 18, 1932 (50 págs.).
“El fin en el contrato. Intento de interpretación de la clásica teoría de la causa (arts. 1274.1277 del Código civil)”, en la revista “Universidad”, Zaragoza, 1932 (73 págs.). Este trabajo contiene la tesis doctoral que Prieto-Castro defendió en 1927 en la Universidad Central.
La acción declarativa (un estudio de historia, doctrina y legislación procesales), ed. Reus, Madrid, 1932.
“El proceso civil alemán”, en la revista “Universidad”, Zaragoza, 1933 (24 págs.).
“Brief aus Spanien”, en Deutsche Juristen Zeitung, Berlín, 1933.
“Las Universidades portuguesas (en especial las Facultades de Derecho)”, en la revista “Universidad”, Zaragoza, 1934 (26 págs.).
“Concepto del proceso y del Derecho procesal civil (Primer capítulo de un sistema de Derecho procesal civil)”, en la revista “Universidad”, Zaragoza, 1936 (25 págs.).
Corporatismo. Los movimientos nacionales contemporáneos. Causas y realizaciones (con Miguel Sancho Izquierdo y Antonio Muñoz Casayús), ed. Imperio, Zaragoza-Granada, 1937, con varias ediciones. Es una exposición de tono apologético de la ideología política del “nacionalsindicalismo español” y de algunos de los regímenes totalitarios existentes en aquel tiempo: el régimen fascista italiano, el salazarista portugués y el nacionalsocialista alemán.
“El momento revolucionario del Fuero y sus líneas ideológicas”, en la revista “Universidad”, Zaragoza, 1938 (26 págs.).
Ilustración popular al Fuero del Trabajo (con Miguel Sancho Izquierdo), ed. Imperio, Zaragoza-Granada, 1938.
“Notas preliminares para una reforma de la justicia”, en la revista “Universidad”, Zaragoza, 1939 (31 págs.).
Exposición del Derecho Procesal Civil de España, Librería General, Zaragoza (tomo I, 1941; tomo II, 1945). Se trata de la primera obra general de Derecho Procesal Civil publicada en España que se ajustaba a la orientación sistemática predominante en la doctrina procesal alemana e italiana. La obra mencionada fue objeto de numerosas ediciones posteriores, que llegan hasta finales de los años ochenta del siglo pasado. A lo largo de esas ediciones el título del manual fue variando: Derecho Procesal Civil, Derecho Procesal Civil (manual), Manual de Derecho Procesal Civil y, de nuevo, Derecho Procesal Civil. Por otra parte, las sucesivas ediciones del manual fueron publicadas por distintas editoriales: Librería General (Zaragoza), Sección de Publicaciones e Intercambio de la Universidad de Madrid, Revista de Derecho Privado (Madrid) y la colección de “Manuales Universitarios Españoles” de la editorial Tecnos (Madrid).
Cuestiones de Derecho Procesal, edit. Reus, Madrid, 1947.
Estudios y comentarios para la teoría y la práctica procesal civil, ed. Reus, Madrid, 1950, 2 vols. Es una recopilación de artículos publicados en diversas revistas y de otros trabajos inéditos. Resultan especialmente relevantes algunos de los estudios incluidos en el segundo volumen: “El arbitraje según la legislación y la jurisprudencia españolas”, “Sobre el concepto y delimitación del Derecho procesal civil”, “En defensa de la ciencia procesal o Meditaciones para la doctrina, la práctica y la legislación, a propósito de la vigencia y reforma del Código italiano de 1940”, “Panorama del Derecho procesal” y “Revisión de los conceptos básicos del Derecho procesal (Examen y crítica de las direcciones germánicas de los últimos tiempos)”. En este último trabajo, redactado en 1943, Prieto-Castro examinaba las ideas propugnadas en aquella época por los procesalistas nacionalsocialistas alemanes, y Fairén Guillén dijo, respecto de ese estudio, que el autor “se paseaba por el borde del cráter, sin caer en él”.
Tratado de Derecho Procesal. I. Derecho Procesal Civil, Imp. Sáez, Madrid, tomo I, 1952.
Construcción dogmática del Ministerio Fiscal en el orden civil: discurso leído el día 20 de abril de 1953, en su recepción pública, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Madrid 1953.
Principios políticos y técnicos para una ley uniforme: I Congreso Ibero-Americano y Filipino de Derecho Procesal: Informe General, Madrid, 1955.
La actualización y la coordinación de las leyes de justicia como factores para el desarrollo: discurso leído en la inauguración del curso 1962-63, el día 28 de enero de 1963, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Madrid 1963.
Trabajos y orientaciones de Derecho Procesal, ed. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1964. Es otra compilación de estudios procesales.
Prieto-Castro dirigió los trabajos que llevó a cabo un amplio grupo de procesalistas españoles y que tenían la finalidad de elaborar una propuesta articulada de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil. El resultado de esos trabajos fueron los dos volúmenes que se publicaron con el título Corrección y actualización de la Ley de Enjuiciamiento Civil, ed. Tecnos, Madrid (tomo I, 1972; tomo II, 1974). El primer tomo comprende hasta el artículo 361 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, y el segundo tomo alcanza hasta el art. 756 de la misma Ley. Vázquez Sotelo, al referirse a la elaboración de esa obra, dice: “Toda la redacción del articulado y de la Exposición de Motivos fue hecha por Prieto-Castro y en ella está bien presente su estilo literario con su gusto por expresiones castizas o del castellano antiguo”.
Tribunales españoles, organización y funcionamiento (con Eduardo Gutiérrez de Cabiedes), ed. Tecnos, Madrid, 1973.
Modelos para la práctica jurídica procesal civil (Proceso civil declarativo y de ejecución), ed. Tecnos, Madrid, 1973, con muchas ediciones posteriores.
Derecho concursal, procedimientos sucesorios, jurisdicción voluntaria, medidas cautelares, ed. Tecnos, Madrid, 1974, con varias ediciones posteriores.
Derecho Procesal Penal (con Eduardo Gutiérrez de Cabiedes), ed. Tecnos, Madrid, 1976, con varias ediciones posteriores.
Derecho Procesal I (con José Almagro Nosete), Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 1976, con diversas ediciones posteriores.
Derecho Procesal II (con José Almagro Nosete y Miguel Fenech), Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 1976, con diversas ediciones ulteriores.
Modelos para la práctica jurídica procesal penal, ed. Tecnos, Madrid, 1978, con otras ediciones posteriores.
Temas de Derecho actual y su práctica, Universidad de Salamanca, Publicaciones del Departamento de Derecho Procesal, 1979. Es otra recopilación de estudios, de la que forma parte, entre otros importantes trabajos, el titulado “Estado actual y perspectivas de la legislación para la administración de justicia ("Hondamente preocupados")”, que fue la comunicación presentada en la VII Reunión anual de Profesores de Derecho Procesal de las Universidades Españolas, celebrada en Palma de Mallorca en mayo de 1971.
Tribunales españoles: organización y funcionamiento (tribunales jurisdiccionales y no jurisdiccionales) (con la colaboración de José Almagro Nosete y Nicolás González-Deleito), ed. Tecnos, Madrid, 1979.
Derecho Procesal I (con José Almagro Nosete, y la colaboración de Lozano-Higuero y Saavedra Gallo), Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 1983, con alguna edición posterior.
Derecho Procesal II (con José Almagro Nosete, y la colaboración de Lozano- Higuero y Saavedra Gallo), Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, 1983, con alguna edición posterior.
Derecho de tribunales: organización, funcionamiento, gobierno. ed. Aranzadi. Pamplona, 1986.
Derecho concursal. Procedimientos sucesorios. Jurisdicción voluntaria. Medidas cautelares, ed. Tecnos, Madrid, 1986.
Tratado de Derecho Procesal Civil (Proceso declarativo. Proceso de ejecución), 1ª ed., Aranzadi, Pamplona, 1982, dos tomos; 2ª edición, Aranzadi, Pamplona, 1985, dos tomos.
Traducciones de las siguientes obras: Hermann Schoch, “La reforma del procedimiento civil en Alemania”, en Revista de Derecho Privado, tomo 18, 1931 (abril), pp.106-113; Wilhelm Kisch, Elementos de Derecho Procesal Civil (1ª ed., Madrid, 1932; 2ª ed., Madrid, 1940); E. Florian, Elementos de Derecho Procesal Penal (Barcelona, 1934); James Goldschmidt, Derecho Procesal Civil (Barcelona, 1936), que incluye la traducción de la Ordenanza Procesal Civil Alemana (ZPO); Ernst Beling, El rector de los tipos de delito (en colaboración con Aguirre Cárdenas) (Madrid, 1936); la obra de Paul Jörs refundida por Wolfgang Kunkel Derecho Privado Romano (Barcelona, 1937); Francesco Ercole, La revolución fascista (Zaragoza, 1940); Francesco Vito, Las uniones de empresas en la economía fascista (sindicatos industriales, consorcios y grupos) (Barcelona, 1941); A. Schönke, Derecho Procesal Civil (con la colaboración de Cabrera Claver y Fairén Guillén) (Barcelona, 1950).
Perfil de autor BNE
Perfil de autor Dialnet
Perfil de autor PARES
Fuentes
AGA, 32/16050, expediente personal de Prieto-Castro.
AGA, 32/15121, expediente personal de Prieto-Castro.
AGA, 32/13954, expediente personal de Prieto-Castro.
AGA, 21/20515, expediente de depuración de Prieto-Castro.
AGA, 32/13386, leg. 6978, expediente de las oposiciones a la cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Zaragoza celebradas en 1932.
AGA, 31/1471, y caja 31/1472, leg. 10472, expediente de las oposiciones a la cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Madrid celebradas entre 1943 y 1944.
Archivo General de la Universidad Complutense de Madrid, expediente personal de Prieto-Castro.
Archivo de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, expediente personal de Prieto-Castro (JAE 118/567).
Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España
José Xirau Palau, Recensión de los siguientes trabajos de Prieto-Castro: La acción declarativa (Un estudio de historia, doctrina y legislación procesales) (Madrid, 1932), El proceso civil alemán (extracto de la Revista “Universidad” de Zaragoza, 1933), y El Derecho procesal y su enseñanza universitaria (extracto del “Boletín de la Universidad de Granada”, 1932), en Revista Jurídica, 1934, núm. 9, pp. 168-169.
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José Luis Vázquez Sotelo, “In memoriam. Leonardo Prieto-Castro y Ferrándiz”, en Justicia. Revista de Derecho Procesal, 1995, núm. 3-4, pp. 3 y ss.
José Luis Vázquez Sotelo, “Leonardo Prieto-Castro”, necrología publicada en Rivista di Diritto Processuale, 1995, 4, pp. 1.037-1038.
Víctor Fairén Guillén, “Necrología: `Leonardo Prieto-Castro Ferrándiz´”, en Revista de Derecho Procesal, 1996, 2, pp. 505 y ss.
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Pablo Gutiérrez de Cabiedes, “Prieto-Castro Ferrándiz, Leonardo (1905-1995)”, en Diccionario crítico de juristas españoles, portugueses y latinoamericanos (hispánicos, brasileños, quebequenses), ed. y coord. Manuel J. Peláez, ed. y coord. Manuel J. Peláez, Zaragoza-Barcelona, vol. II, tomo 1º, 2006, p. 349-350.
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Cómo citar
Cachón Cadenas, M. (2021). Prieto-Castro Ferrándiz, Leonardo. Diccionario de Catedráticos españoles de Derecho (1847-1984). https://humanidadesdigitales.uc3m.es/s/catedraticos/item/16757
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