2.01.01. Altar de las canteras de Almadén de la Plata.

Descripción

Altar de mármol blanco, de las canteras de Almadén de la Plata (Sevilla), con vetas rosáceas. Hallado en 1921, junto con la siguiente, en la esquina de la calle de Sevilla con la de los Siete Rincones (hoy calle Málaga, de la que también procede el documento nº 12 de este catálogo, lo que hace altamente probable que allí estuviera el santuario de la Mater Deum de la capital provincial). Tiene focus y dos cornua. Sobre la pequeña...

Metadatos

Código

2.01.01.

Título

2.01.01. Altar de las canteras de Almadén de la Plata.

Descripción del testimonio

Altar de mármol blanco, de las canteras de Almadén de la Plata (Sevilla), con vetas rosáceas. Hallado en 1921, junto con la siguiente, en la esquina de la calle de Sevilla con la de los Siete Rincones (hoy calle Málaga, de la que también procede el documento nº 12 de este catálogo, lo que hace altamente probable que allí estuviera el santuario de la Mater Deum de la capital provincial). Tiene focus y dos cornua. Sobre la pequeña cara de la derecha se ve casi en silueta la cabeza de un carnero (oveja según Duthoy) de perfil y, a la izquierda, una patera ansata. El altar ha llegado completo, sin que le falte más que el puntillado de la parte sobre la que estaba inscrito el nombre de Alejandro Severo, borrado por la damnatio memoriae que sufrió a su muerte. La inscripción da testimonios suficientemente claros para asegurar la restitución. 

 

Pro salute / Imp(eratoris) Domini N(ostri) [M(arci) Aurelii / Severi Alexandri] Pii Felicis / Aug(usti). / Taurobolium fecit Publicius / Fortunatus, t(h)alamas suscepit / chrionis Coelia Ianuaria, / adstante Ulpio Heliade sacerdo[te]. / Aram sacris suis d(ederunt) d(edicaverunt) / Maximo et Urbano co(n)s(ulibus).

 

“Por la salud del Emperador Nuestro Señor Marco Aurelio Severo Alejandro Pío Félix Augusto. Publicius Fortunatus realizó el taurobolio, Coelia Ianuaria recogió las turmas del carnero, ante la presencia del sacerdote Ulpius Helias. Entregaron y dedicaron el altar de su rito sacro durante el consulado de Máximo y Urbano”.

Tipología

Altar con inscripción

Formato

Dimensiones: 93 x 45 x 35 cm.

Fecha

234 d.C.

Provincia

Baetica

Lugar de hallazgo (nombre latino)

Corduba, Colonia Patricia Corduba

Lugar de hallazgo (nombre actual)

Córdoba

Lugar de conservación

Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, nº inv. DO000005.

Corpus

Catálogo

Discusión

Lns. 2–3 El nombre del emperador aparece picado, de modo que las letras son prácticamente irreconocibles, pero se restituyen por la fecha consular (1). Lns. 5–7 Como señala Blanco, el dedicante de la inscripción y del taurobolio es Publicius Fortunatus, considerado por Knapp, presumiblemente de forma errónea, marmolista nativo de Roma y liberto de la provincia (2). García y Bellido interpreta T(h)alamas como un cognomen de Publicius (Valerius) Fortunatus, a quien considera un liberto público (3). Esta lectura, que genera problemas sintácticos con respecto al genitivo chrionis, ha sido seguida por autores posteriores (ej. Fernández Ubiña, 1996, p. 415, nota 31; Santos Yanguas, 2013, nº 1, p. 72 y 2014, nº 1, p. 348; Barroso, 2016, p. 27). La interpretación correcta de t(h)alamas suscepit chrionis la da Blanco (1968, p. 4), para quien este sintagma indica la acción realizada por la cernophora, que es, en este caso, Coelia Ianuaria, probablemente liberta. Sin embargo, Dubosson-Sbriglione (2018, pp. 205–207) considera erróneamente thalamas y chrionis como dos funciones rituales inéditas, solo atestiguadas por esta inscripción y por la que se recoge en este catálogo bajo el número 2.01.02. Según esta autora, Publicius (Valerius) Fortunatus ejercería como thalamas, “chambelán” o “camarero”, especialmente dentro del sanctum sanctorum del templo metróaco, y Coelia Ianuaria como chrionis que asume (suscepit) el taurobolio. La autora señala, de forma incorrecta, que el término thalamas se encuentra atestiguado en griego en contexto metróaco en época helenística por un epigrama de la Antología Palatina y por dos inscripciones de Atenas (AP 6, 220; Vermaseren, CCCA II, 263, pp. 76–78 y 265, pp. 80–81); en verdad, es el término θαλαμοποιός (“el que prepara la alcoba”) el que aparece en la Antología Palatina en relación con los galli y las dos inscripciones atenienses señaladas no contienen el vocablo thalamas (4). Este término no existe con el significado de “chambelán” o “camarero” en lengua griega. Además de aparecer en las dos dedicaciones realizadas por Publicius Fortunatus, thalamas se registra en otras dos inscripciones metróacas que indican que un sacerdote de Mater Magna ha enterrado (condidit) los thalamas (CIL X, 1597 = Vermaseren, CCCA IV, nº 12, p. 8, Puteoli (Pozzuoli), 4 de diciembre 144 d.C.; Supp. It. 25, 1 = AE, 2010, 313, Liternum (Literno), 201–250 d.C.) (5). Esta expresión claramente revela que el sustantivo grequizante thalamas es equivalente al latín uires, pues el verbo condere se utiliza en algunas inscripciones taurobólicas para describir el enterramiento ritual de los uires o testículos del toro o carnero sacrificado. Asimismo, chrio (chrionis en genitivo) es la transliteración del griego κριός, “carnero”, y designa al animal cuyas turmas son recogidas por la cernófora. No se trata, pues, de una palabra derivada del griego χράω (“transmitir un oráculo” o “dar a conocer a alguien la respuesta de un dios”), como pretende Dubosson-Sbriglione (2018, p. 207), y por tanto, no designa a una supuesta “prophétesse exerçant une fonction oraculaire”, equivalente femenina del archigalo.

Aunque el término que aparece en la Antología Palatina, θαλαμηπόλoς, comparta parcialmente el radical con thalamas, en realidad solo de forma especulativa se puede establecer conexión entre ambos. El primer término evidentemente hace referencia a un espacio dentro del santuario, puesto que designa a un agente ritual que presumiblemente tiene acceso al tálamo. Que en ese lugar se acogieran los órganos sexuales amputados no es más que una posibilidad derivada de la homofonía antes manifestada (6). Como ya sugirió Loriot (1994, p. 352): Il semble donc bien que les thalamae soient ici l’équivalent des vires. Mais comment le mot grec thalamè qui désigne proprement une « cavité » ou une « chambre » a-t-il pu évoluer dans ce sens ? Un élément d'explication nous est fourni par le scoliaste de Nicandre (Alexipharmaca, vers 8) qui définit les θαλάμαι comme des « lieux sacrés souterrains consacrés à Rhéa, où les castrats déposaient leurs parties, (je veux dire) ceux qui célèbrent le culte d’Attis et de Rhéa » (7). On rencontre une interprétation analogue chez le lexicographe Hésychius d’Alexandrie:  « Θαλάμαι. Stèles qui sont posées sur les parties honteuses des castrats » (8). Par métonymie, on aurait donc fini par appeler thalamae aussi bien les testicules de la victime que la stèle indiquant le lieu de leur déposition”.

Así pues, la acción referida por la frase t(h)alamas suscepit chrionis se asemeja a las acciones indicadas por otras expresiones que encontramos en las inscripciones taurobólicas, por ejemplo, uires excepit et a Vaticano transtulit, que aparece en el famoso altar taurobólico de Lugdunum (CIL XIII, 1, 1751 = Vermaseren, CCCA V, nº 386, pp. 133–134, 8 de diciembre de 160 d.C.), criobolium fecerunt et ipsi susceperunt per sacerdotem (CIL VIII, 8203 (= 19981) = Vermaseren, CCCA V, nº 131, p. 48, Milev, 222–235 d.C.), uires escepit (sic) (ClL XIII, 510 = Vermaseren, CCCA V, nº 228, p. 87, Lactora, 24 de marzo de 239 d.C.), tauropolium accepit (CIL XIII, 512–9 = Vermaseren, CCCA V, nos. 230–7, pp. 88–92, Lactora, 8 de diciembre de 241 d.C.), tauropolium acceperunt (CIL XIII, 521 = Vermaseren, CCCA V, nº 239, pp. 92–93, Lactora, segunda mitad del siglo II o principios del III), tauripolium (sic) et creobolium (sic) movit et fecit (Vermaseren, CCCA V, nº 135, p. 49, Tibilis, siglo III d.C.) o taurobolium criobol(ium) caerno perceptum per sac(erdotem) Phryg(em) max(imum) (CIL VI, 508 = Vermaseren CCCA III, nº 235, p. 53, Roma, 19 de abril de 319 d.C.).

 Al lado de la cernófora Coelia Ianuaria se encuentra el sacerdote Ulpius Helias (adstante), que presumiblemente era liberto de origen oriental dada su especialización religiosa en el culto metróaco. El propio Publicius Fortunatus, cuatro años más tarde, llevó a cabo otro taurobolio pro salute Imperii y ex iussu Matris Deum (2.01.03).

Beltrán Fortes (1998) señala la posibilidad de que este altar perteneciera al mismo taller lapidario que los fondos del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba nº CE024600, correspondiente al famoso altar dedicado en griego a Artemisa por el procónsul Arriano (Beltrán Fortes, 1992 y 1998), y CE000042 (2.01.03), dadas sus similitudes formales (la colocación de un filete asociado al talón, los pulvinos cilíndricos y lisos en los que solo destaca el balteus, la ausencia de delimitación del campo epigráfico, el pulimento de la cara frontal del cuerpo, etc.). Además, esta pieza está en relación con el fondo CE002625 (2.01.02), pues ambos tienen en común el sacerdote ante el cual se realiza el taurobolio, Ulpio Helias, y el lugar del hallazgo, el solar nº 9 de la calle Sevilla. Este último hecho, junto con la aparición de otra de las aras taurobólicas (2.01.03) en las inmediaciones (C/ Gondomar) y del fragmento de otra ara votiva en la C/ Málaga (2.01.04), lleva a Beltrán Fortes a deducir que en esta zona intermedia entre los foros colonial y meridional de la Colonia Patricia se situaría el templo de Mater Magna.

Notas

(1) Blanco (1968, p. 95, nota 6) señala que las palabras M. Aurelii Severi Alex(andri) están muy raídas a pesar de que este emperador “dejó buen recuerdo de su principado y no fue objeto de damnatio memoriae. La raedura de la inscripción cordobesa debe atribuirse al temor de Maximino el Tracio o a sus simpatizantes cordobeses”.

(2) El fundamento es la existencia de la lápida funeraria de un personaje homónimo: P(ublius) Publicius / provincia(iae) / Baetic(ae) lib(ertus) / Fortunatus / marmorarius sig/nuarius, verna urbi/cus, ann(orum) LXXV, / p(ius) i(n) s(uis) / [h(ic) s(itus)] e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis). Cf. Vázquez, 1958-61, p. 29, fig. 13. Knapp admite que se trata del mismo individuo, pero la cronología del epígrafe funerario parece medio siglo anterior según el propio editor del epígrafe, corroborado por Stylow (CIL II2/7, 301, donde no se hace alusión a esa coincidencia onomástica). Gimeno (1988, nº 29, pp. 26–27) tampoco relaciona a este marmorarius con el autor de los taurobolios de Córdoba. Acepta la fecha de mediados del siglo II para la inscripción funeraria y considera que el marmorarius habría desarrollado su actividad en la primera mitad de esta centuria, dada la fecha de la inscripción y que muere a los 65 años. En cualquier caso, la calidad del epígrafe funerario del marmolista es enorme y la inscripción que aquí nos concierne es de las de mejor factura de Hispania.

(3) GyB, ROER, nos. 1 y 3, pp. 46–48.

(4) Van Haeperen, 2018.

(5) Cf. Camodeca en Supp. It. 25, 1; Van Haeperen, 2018.

(6) Alvar, 2001, p. 207. El propio Alvar (2008, p. 280 y nota 281) corrige y matiza la interpretación propuesta en 2001, que, sin embargo, aún siguen asumiendo algunos autores (Bayer, 2015, p. 81).

(7) Cf. Bianchi, 1904, p. 326–327.

(8) Lexicon, éd. M. Schmidt, II, Iena, 1860, p. 297.

Referencias bibliográficas

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(7) Bianchi, E. “Scholia in Nicandri Alexipharmaca”, Studi italiani di filología classica, 12, 1904, pp. 321–420.

Autor texto

Jaime Alvar (Universidad Carlos III de Madrid)

Fotografía

Guadalupe Gómez Muñoz (CER.ES)

Fecha de actualización

2022-07-20

Conjuntos de fichas