3.19.01. Relieves de Atis funerario de Tarragona.

Descripción

Dos relieves de Atis funerario del tipo A, tallados en la cara delantera de la tumba conocida como Torre de los Escipiones. Simulan estatuas con su propio pedestal. Cruzan las piernas de forma opuesta, buscando simetría.
Metadatos

Código

3.19.01.

Título

3.19.01. Relieves de Atis funerario de Tarragona.

Descripción del testimonio

Dos relieves de Atis funerario del tipo A, tallados en la cara delantera de la tumba conocida como Torre de los Escipiones. Simulan estatuas con su propio pedestal. Cruzan las piernas de forma opuesta, buscando simetría.

Tipología

Escultura/Relieve

Formato

Dimensiones: 185 x 26 cm.

Fecha

inicios siglo I d.C.

Provincia

Tarraconense

Lugar de hallazgo (nombre latino)

Tarraco, Colonia Iulia Vrbs Triumphalis Tarraco

Lugar de hallazgo (nombre actual)

Tarragona

Corpus

Catálogo

Discusión

El estudio de Gris y Ruiz de Arbulo establece de forma convincente la restitución más plausible del monumento. Se trataría de un cenotafio, presumiblemente encargado por la familia del difunto, según se desprende del carmen epigráfico conservado en el propio monumento. Siguiendo la lectura de Alföldy (CIL II2, 14, 2306; HEpOL 9191), diría:

Ornate ea quae linqu[it specio]se vi[tae] suae rebus / posit[i]s negl[egen]s, / unum: statui re[liqui]s (¡) sep[ulc]hrum ubi perpetuo / remane[nt]

 

“Enaltecer todo aquello que él dejó, después de haber vivido una vida espléndida, olvidándose tan solo de una cosa: haber dejado para sus restos un sepulcro donde permanezcan por siempre”(1).

 

Entre las dos figuras de Atis había una placa de mármol inscrita que habría sido sustraída en el siglo XVI. Gris y Ruiz de Arbulo proponen que correspondería a un importante personaje local miembro del ordo equester que habría hecho carrera de la mano del propio Augusto, conocido por una inscripción de Mataró (Iluro, CIL II 4616; HEpOL 10262):

L(ucius) Marcius Q(uinti) f(ilius) Gal(eria tribu) Optatus / aedil(is) Tarracone II vir Ilurone / et II vir quinquennalis primus / praefectus Asturiae tribun(us) milit(um) / legionis secundae Augustae / annor(um) XXXVI (triginta sex) in Phrygia decessit (2).

 

“Lucio Marcio, hijo de Quinto, inscrito en la tribu Galeria, edil de Tárraco, duumvir de Iluro y primer duumvir quinquennal, prefecto de las Asturiae, tribuno militar de la legión II Augusta. Ha muerto en Frigia a la edad de treinta y seis años”

 

Alföldy (1983) sugirió un contexto vital muy convincente para el ecuestre, que tras prestar servicios en Hispania es destinado a Frigia, donde halló la muerte a los 36 años. Según este autor, su cursus se desarrollaría aproximadamente entre el inicio de la década de los años 20 a.C. y 19 a.C. Augusto lo habría conocido en Tarraco durante su estancia entre 26 y 25 a.C. Allí habría sido un joven edil al que le encarga las tareas administrativas de la reorganización del municipio de Iluro, como duunviro. Su buen quehacer le valdría a continuación el nombramiento para llevar a cabo la organización de los territorios situados al norte del Duero tras su pacificación en el año 25 a.C., con lo que pudo haber participado en la creación de la efímera provincia Transduriana. A continuación, sería tribuno de la II Legio Augusta y ya entre 20 y 19 a.C. acompañaría a Augusto a su viaje a Oriente, cuando estando en Frigia le sorprendería la muerte en circunstancias desconocidas.

Suponen Gris y Arbulo que la inscripción perdida sería análoga a la de Mataró, de modo que completaría la información proporcionada por la familia sobre el destinatario del monumento funerario, un cenotafio para el fallecido en Frigia. Estos mismos autores encuentran en esta circunstancia la explicación para la aparición tan precoz de los Atis funerarios en la decoración de la tumba: un dios protector frigio para el familiar muerto en su territorio de origen.

La hipótesis es sugerente, pero su fundamentación tiene muchos puntos débiles. Uno de ellos es que el viaje de Augusto a Oriente no parece haber incluido Frigia, por lo que la vinculación es inconsistente. Por otra parte, si Atis no forma parte del repertorio de la iconografía funeraria en Hispania en las últimas décadas del siglo I a.C., ¿cómo sabían los familiares que acometieron la erección del cenotafio que Atis funerario era un elemento iconográfico apropiado? ¿Serían ellos los agentes introductores de esta iconografía tan exitosa a partir de una centuria más tarde? Da la impresión de que en el afán de cerrar el círculo en torno a la enigmática Torre de los Escipiones se han movilizado demasiados recursos especulativos interesantes, pero inconsistentes. Como consecuencia, parece más probable regresar a una cronología posterior, época de Augusto o Tiberio como ya habían defendido por la paleografía Alföldy o Gómez Pallarés (2002), o con argumentos diferentes del primer tercio del siglo I d.C. (Aquilué Dupré – Massó – Ruiz de Arbulo, 1999, pp. 103–104), o incluso más avanzado el siglo I d.C., como proponían Mayer, Miró y Perea (1993).

 

Notas

(1) Las variantes con respecto a la propuesta alternativa de Mayer, Miró y Perea (1993) son pequeñas, pero muy significativas para la interpretación del texto: Ornate ea quae linqu[it opera]se vi[tae] suae rebus / posit[i]s negl[igen]s, / unum statuit e[nim sui]s (¡) sep[ulc]hrum ubi perpetuo / remane[ant] (“Enaltecer las obras que dejó al morir, olvidándose de él, erigió para los suyos un solo sepulcro donde han de permanecer para siempre”).

(2) Fabre – Mayer – Rodà, 1983, nº 5, pp. 36-42 y 1984, nº 101, p. 147. El personaje fue estudiado por Le Roux (1982, pp. 101–103), al que siguen Fabre, Mayer y Rodà (1984, p. 149 y nota 124) al situarlo entre 50 y 75 d.C., lo que deja sin explicación el destino en Frigia.

Referencias bibliográficas

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Abreviaturas y bibliografía

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Fotografía

WikiCommons.

Fecha de actualización

2022/10/17

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