El Palacio de Invierno fue mandado construir por Isabel Petrovna, emperatriz rusa. Fue el arquitecto Francesco Bartolomeo Rastrelli quién recibió el encargo y lo llevó a cabo de 1754 a 1762. En líneas generales, el estilo del edificio era barroco, aunque se podía distinguir cierta combinación de estilos que definían su construcción. La abundancia de la decoración externa se complementaba con la decoración del interior en donde las salas se disponían a través de ricos y elegantes recursos artísticos que otorgaban al complejo un carácter imperial.

En 1837, el Palacio sufrió un incendio. Inmediatamente después de este trágico incidente, se iniciaron los trabajos de restauración. Alexander Briullov se encargó de redecorar las estancias privadas del Palacio teniendo en cuenta las premisas de varios estilos propios del siglo XIX, de forma que el resultado de tales trabajos coincidiese con la moda del momento.

En ambas acuarelas se puede diferenciar la decoración pompeyana que poseía esta galería y que, como no podía ser de otra forma, recibía el nombre de Galería Pompeyana. La galería presentaba decoración pictórica tanto en los muros como en la cubierta. En la cubierta, se escogieron colores más opacos que permitían destacar los elementos geométricos que dividían el espacio. Por otro lado, en los muros se pueden diferenciar tres niveles. En el nivel inferior se dispusieron paneles cromáticos en tonos ocres. En el nivel medio, los paneles cromáticos eran más grandes y alternaban como colores predominantes el color rojo y azul. En estos destacaba, sobre todo, la representación de las figuras pompeyanas recogidas en L’Antichità di Ercolano Esposte. Por ejemplo, en la figura 1, se puede diferenciar una de las parejas más representativas de la pintura pompeyana: Ariadna y Baco de la mano (Libro IV, Tabla XXVIII, AdE). Por último, en el tercer nivel se diferenciaban elementos vegetales, geométricos y alguna representación pictórica pompeyana que no se distinguen con claridad.

Ambas acuarelas presentan diferencias entre ellas que dificultan conocer con precisión cómo sería la decoración exacta de esta galería. Aun así, las características principales quedan reflejadas en ambas y destacan, sobre todo, las representaciones de las figuras recogidas en L’Antichità.