El Palacio de Minería es considerado uno de los mejores ejemplos del estilo neoclásico en México, fue diseñado y construido por Manual Tolsá; sin embargo, tras la Independencia de México alrededor de 1860 requirió una reconstrucción hecha por Antonio Villard quien respetó el proyecto general. En el interior del edificio sobresale el Salón de Actos construido en 1813 por Tolsá, este espacio fungió como el recito oficial para que los estudiantes de la Escuela Nacional de Ingeniería presentaran su examen de oposición y recibieran el título de ingeniero. El Salón de Actos cuenta con 344 metros cuadros, enmarcados por 28 columnas de estilo jónico adosadas al muro que sostienen el entablamento con friso. Los muros son de mármol, donde Tolsá trabajó el estilo de incrustación inspirado en las construcciones de Herculano, razón por la que dividió el área en tres partes: un basamento de piedra de granito, sobre él dos franjas de mármol de distintos colores y en la parte superior una cornisa en estuco, con motivos geométricos y en diversos colores. Para su iluminación cuenta con dieciocho ventanas elípticas. Cuenta con trece pedestales distribuidos en todo el recinto que contienen once alegorías a las ciencias con las que se formaban los ingenieros que egresaban de esta escuela en la Antigüedad (Astronomía, Física, Química, Minería, Mineralogía, Geometría, Gramática, Hidráulica, Mecánica, Lógica, y Dibujo. Así como dos más que resaltaban los logros científicos de los ingenieros: Mérito y Premio).
Al fondo, en el lado oriente está un estrado para 18 personas, atrás de él se halla el Escudo Nacional de México, representado por el águila dorada, de frente y con las alas desplegadas. La sillería de este salón está bellamente trabajada en madera con asientos de piel y dispuesta en los extremos lo que permite ver la majestuosidad del espacio.