El periodista, escritor y político, Félix Urabayen otorgó a la localidad toledana de Ocaña en su recopilación de artículos, Estampas del camino, por sus destacados talleres, manufactura y producción alfarera, el calificativo de la "Atenas del barro"; en una alusión y comparativa con la ingente actividad alfarera, numerosos talleres y producción de cerámica que reinaba en la capital ateniense. Concluye Urabayen al respecto: No obstante, Ocaña dista mucho también de ser un poblancón de terruñeros; por algo su escudo es un castillo en campo de plata. Puede afirmarse que Ocaña y Mora son los pueblos más logrados de la provincia, los únicos casi que respiran civilizada y moderadamente. El trigo y las cepas son una faceta formidable, pero no única de la actividad indígena. Abundan en la contornada las fábricas. De licores, de cordajes, de zapatos, de harinas, de jabón. ¿Y qué decir de las tejerías y alfares? Ocaña es la Atenas del barro en conchura clásica para botijos, adobería y argamandijo arcilloso de toda suerte y condición.