-
C069. Catálogo. Baetica. Italica - Santiponce (Sevilla). Santuario
<p>Iseo en el pórtico trasero de la escena del teatro de Itálica. El hallazgo en las excavaciones de 1989 de cuatro placas dedicadas a Isis establecen la adscripción cultual del recinto. Entonces se identificó un pequeño edificio, de planta rectangular, levantado en el centro de la galería norte. Los intercolumnios habían sido cegados por un murete de sillares pequeños, que delimitan un ámbito de 16 m de ancho, exento de las naves del pórtico. Su edificación se situaba en época de Adriano. La supuesta <i>cella</i>, pues en realidad es una <i>pronaos</i>, tenía 9 m de ancho por 3,5 de fondo. En la fachada se suponía que había tres pequeños habitáculos; los dos laterales abiertos a la <i>cella</i>; el central era un vestíbulo al que se accedía desde el murete exterior; ahora se cree que son las antas del podio. Este presunto vestíbulo contenía una pequeña escalinata, de la que se conservaba la cimentación y un rellano bordeado por un estrecho escalón de mármol con indicios de una cancelilla metálica; en realidad, se trata de los cimientos de la escalinata de acceso al templo, embutida en el <i>podium</i>. Entre el umbral del escalón de mármol y la plataforma posterior se encontraban embutidas en el pavimento las cuatro lápidas votivas ya mencionadas y que se describen a continuación. El interior de la <i>cella</i> (en realidad, <i>pronaos</i>) manifiesta una destrucción violenta, pues todo el suelo esta cubierto por una capa de hasta 20 cm de restos de estuco y fragmentos muy pequeños de estatuas. La destrucción sistemática de las estatuas y de la decoración mural se produjo, según Corzo (1991, p. 137), en el siglo V: «Parece que el templo y su ornamentación fueron respetados varios siglos, hasta la llegada de las invasiones bárbaras; entre éstas, las de los visigodos arrianos parece la autora más probable del expolio».<br />
Excavaciones posteriores en 1990-1991 pusieron de manifiesto que en el centro del pórtico había un estanque, alineado con la fachada del templo, y que el iseo contaba con un destacado nilómetro y un altar alineado con el estanque central y con la entrada a la <i>cella</i>, de modo que el estanque quedaría integrado en las estructuras del santuario (Rodríguez Gutiérrez, 2004, p. 390). La campaña de 2009 ha proporcionado una información óptima para comprender la estructura general del iseo. Las estructuras del iseo se proyectan al exterior del muro del pórtico, que delimita la parte correspondiente a la <i>cella</i>, situada en su totalidad en el exterior, y la <i>pronaos</i>, tenida hasta ahora como <i>cella</i> o <i>sacellum</i>. Gracias a este descubrimiento se ha podido reconstruir la planta real del templo. El edificio de culto está compuesto por pórtico tetrástilo, <i>pronaos</i> y <i>cella</i>, todo ello sobre <i>podium</i>. En el área central se ha descubierto la cimentación de un altar y una cripta. Como consecuencia, el estanque y el <i>focus</i> adquieren pleno sentido en el recinto que debe ser interpretado como un complejo de culto que responde a un esquema canónico. Entre finales del siglo I y comienzos del II, la <i>porticus post scaenam</i> de esta colonia romana, que se había terminado de construir en la segunda mitad del siglo I d.C., experimenta una profunda transformación al convertirse en un espacio de culto, con la probable pérdida de su anterior carácter público. Aprovechando el vano de la puerta de la galería septentrional, se construye un templo siguiendo el canon vitrubiano. La <i>cella</i>, de unos 75 m2, ocupa un espacio al exterior del pórtico, mientras que la construcción en los intercolumnios corresponde a la <i>pronaos</i>, tetrástila, de 8,6 por 3,4 m. Ambos espacios se elevan sobre un podio. La longitud del templo es de casi 17,5 m y su anchura de unos 9,5. El acceso se realiza mediante una escalinata integrada en el podio, ante la cual hay una pequeña entrada formada por dos grandes lastras de mármol ante las que había un cancel metálico frente al que se localizaron las mencionadas placas dedicadas a Isis. De la escalinata sólo se conserva una masa de mortero de cal y fragmentos de ladrillo, en la que se advierte la impronta correspondiente a dos peldaños. Esto se venía interpretando como una especie de rellano, pero ahora se considera el cimiento de la escalera. A ambos lados de la escalera, se encuentran las antas del <i>podium</i>, interpretadas antes como estancias al haber excavado su relleno. El estanque es rectangular (10.90 x 3.60 m), con entrantes y salientes interiores rectangulares y curvos, no está alineado con el teatro, sino con el iseo, al igual que el cimiento del altar (1.97 x 1.95 m), aunque éste está algo desplazado. El <i>focus</i> está al NO. del estanque, como en otros iseos y en eje con la cripta (p. ej. Baelo, nº 100, o Pompeya), parcialmente soterrado, en él se quemarían las ofrendas; su superficie es de 1,32 m2. La cripta tiene planta en «L», cuyo lado corto alberga la escalera, de al menos 5 peldaños muy mal conservados, que desciende desde el eje que marca el templo. La cámara (6.26 x 1.81 m), sensiblemente mayor que otras conocidas, tiene más de dos metros de altura y estuvo cubierta por una bóveda de cañón rebajada; no estaba pavimentada y los materiales incrustados en su suelo se fechan en los siglos II-III d.C., su colmatación tuvo lugar en los siglos V-VI, durante los cuales se usa como vertedero. A partir de entonces tiene lugar el expolio de las construcciones. Al lado de la cripta se encuentra el nilómetro. En la propia galería norte del pórtico se han identificado otras construcciones relacionadas con el templo, posiblemente dependencias cultuales y de servicios. Fecha: la remodelación del pórtico para convertirlo en un santuario isíaco tuvo lugar a mediados del siglo II d.C.; la destrucción parece completarse entre los siglos V y VI, aunque no se puede precisar el momento en el que este iseo deja de ser un lugar de culto.</p>
-
C100. Catálogo. Baetica. Baelo Claudia - Bolonia (Cádiz). Santuario
Iseo. Erigido al este de la terraza de los templos del capitolio del municipio romano, desde donde domina el foro y la ciudad (destacado en blanco en el plano adjunto). Ocupa una superficie de unos 530 m2. El edificio ha sido excavado por una misión francesa de la Casa de Velázquez entre 1982 y 1990. Fue construido tras la demolición a mediados del siglo I, de unos edificios construidos unos cincuenta años antes, que se hunden probablemente como consecuencia de un terremoto. Los arqueólogos no excluyen la posibilidad de que esos restos pertenezcan a una primera fase del iseo. Los materiales arqueológicos permiten establecer la construcción del nuevo edificio entre los años 60 y 70; su vigencia durante ese siglo y el siguiente parece avalada por la aparición de 12 monedas halladas en el hogar del patio, la última de las cuales se fecha en 141. El abandono definitivo, determinado por los materiales aparecidos, se establece un siglo más tarde, como consecuencia de otro terremoto que sacudió la ciudad a mediados del siglo III. El edificio se construye con la misma técnica que se emplea en los vecinos templos capitolinos, los materiales son pobres, por lo que el edificio se recubrió de estuco blanco. Los capiteles eran de tipo corintio y junto a algunos tambores fueron colocados en orden para una posible reconstrucción que nunca se llevó a cabo. El recinto sacro estaba rodeado por un muro rectangular (29,84 x 17,80 m) con una sola entrada, en el centro de la fachada meridional. Esta entrada da acceso a un peristilo, cuyas galerías tienen más de dos metros y medio de ancho. El pórtico tiene cinco columnas en sus lados largos y cuatro en los cortos. En el extremo sur de la galería occidental había un pozo. En el patio había cuatro construcciones: el pozo, un estanque rectangular (1,60 x 0,69 m) situado en el eje del altar y del templo, el altar central y el hogar (2,40 x 2,58 m incluyendo las paredes, el espacio interior es de 1,36 x 1,54 m) donde se quemaban las ofrendas. En el centro del patio se erigía un pequeño templo típicamente romano sobre podio (8,02 x 4,62 m). La cella, prácticamente cuadrada, no llegaba a los 9 m2; estaba precedida por una pronaos. En la parte posterior hay tres edificios que se abren al pórtico norte. El edificio situado al este tenía una parte a cielo abierto, delimitada por cuatro columnas, un altar, una estructura cuadrada vacía en el centro y un edificio en cripta; los arqueólogos le atribuyen una función religiosa: se trataría de la sala de iniciación en los misterios isíacos. Está en conexión con el más occidental de estos tres edificios, que es una cocina, y la siguiente que pudo ser sala de banquete o de reunión, aunque no se ha hallado ningún resto significativo. Entre los restos del altar del patio principal se han podido documentar higos, dátiles, semillas de altramuz y piñas carbonizados. En torno al altar de la habitación trasera se han encontrado huesos de animales, en su inmensa mayoría de pollo, cocinados sin cabeza, sólo hay un resto de oca y un diente de buey. De la decoración del templo no se conserva prácticamente nada, a excepción de la esfinge que se recoge más adelante y de un posible resto de la estatua de culto. Fecha: ca. 65 d.C. a mediados del siglo III d.C.
-
C125. Catálogo. Tarraconense. Emporiae - Ampurias (Gerona). Santuario
Templo M, dedicado a Serapis junto con otros dioses alejandrinos. A partir de 1909 comenzó la excavación de un amplio espacio sacro en la Neápolis, considerado como Asclepeion, por la aparición de una estatua de tamaño algo mayor al natural, identificada con Asclepios, a la que se presta atención más adelante. Ese gran espacio sacro habría sufrido una amplia remodelación en la segunda mitad del siglo II a.C. En un momento indeterminado entre esa remodelación y el cambio de Era se acondicionaron en el extremo del gran patio dos pequeños templos. Uno de ellos, denominado templo M se atribuyó a Serapis por el hallazgo de una inscripción con el teónimo en sus proximidades. Recientes estudios permiten concluir que probablemente el llamado templo M correspondería a las deidades alejandrinas, mientras que el recinto sacro en el que se erigió este templo ya no puede quedar asignado a Asclepios, pues la estatua que lo vinculaba, no pertenece a ese dios. El templo pudo pervivir hasta época tardía, aunque no sufrió restauraciones desde mediados del siglo I d.C. Su aspecto en el momento de la destrucción era similar al que había tenido desde el final de la República. Los restos muebles pertenecen al mismo horizonte cronológico. Su destrucción es difícil de datar. Los restos escultóricos aparecieron poco diseminados, en el pavimento del pequeño templo, a excepción del torso de la estatua principal que apareció en la cisterna situada delante del templo. Fecha: finales del siglo II a.C. o comienzos del siglo I a.C.
-
C160. Catálogo. Tarraconense. Carthago Nova - Cartagena (Murcia). Santuario
Posible santuario dedicado a los dioses alejandrinos en la parte superior
del Cerro del Molinete. Se trata de una estructura muy dañada, que
corresponde a una planta de templo itálico posiblemente tetrástilo en
el centro de un recinto sacro. Su orientación es NO.-SE. En su ángulo
noroccidental está adosado un <i>sacellum</i>, pavimentado con un mosaico
en el que se ha querido leer el nombre de la diosa Atargatis (discutido
por Abascal, 2004, p. 106; defendido por Pena, 2008, pp. 295-297, junto
al dios Hadad); este <i>sacellum</i> está relacionado con unas instalaciones
hídricas (Egea, 2003). Es muy probable que muy a finales del siglo II
a.C., comerciantes orientales relacionados con Delos y Carthago Nova,
establecieran un espacio sacro con cultos nilóticos y sirios en el actual
Cerro del Molinete. Fechas: finales del siglo II – comienzos del siglo I
a.C.
-
C192. Catálogo. Tarraconense. Panóias (Vila-Real). Santuario
<p>Santuario rupestre de gran extensión. La descripción más antigua conservada, del siglo XVIII, asegura que al menos había 11 rocas adaptadas para el ritual y en dos de ellas se encontraban las cinco inscripciones entonces conocidas. En la actualidad sólo quedan cuatro rocas trabajadas y sólo en una se conservan las cuatro inscripciones restantes. Se distingue, en primer lugar, la gran roca de las inscripciones, ligeramente inclinada y de escasa altura; en sus bordes y en los lados norte y este se han tallado cuatro oquedades con sus respectivos textos epigráficos que indican la actividad que en ellos se llevaba a cabo. Las inscripciones, dedicadas por un miembro del <i>ordo senatorius</i> procedente de Perge en Panfilia (1), Gaius C. Calpurnius Rufinus (2), aluden al propio recinto sacro, a las cavidades en las que se realizan las acciones rituales y a un templete, además de mencionar a las divinidades invocadas. El segundo conjunto corresponde a la gran roca con escalera, en la cima de la colina que aún conserva un campo epigráfico, pero no se ve ninguna letra. Entre ambos conjuntos hay otra roca asimismo tallada para la realización de otros rituales, en la que se conservan dos campos epigráficos sin posibilidad de lectura, así como las marcas de un templete. El santuario, originalmente indígena, está dedicado a todos los dioses y a todas las diosas (tal y como se enuncia en la primera inscripción), a los numina lapitearum, a los dioses infernales y a Isis y Serapis. No es posible determinar qué tipo de creencias o qué dioses preceden a la acción evergética de Calpurnius Rufinus; en el estado actual hay que considerar que él es el creador de este complejo sacro en su dimensión mistérica. No se sabe la fecha de destrucción del santuario. Alföldy (1997, p. 179) sugiere que algunas inscripciones fueron destruidas en la Antigüedad, quizá por los cristianos, a lo que se opone Rodríguez Colmenero (3) por la preservación de las conocidas. Una segunda oleada de destrucción habría tenido lugar a finales del siglo XIX, con motivo de la edificación en Valnogueiras y en la barriada al sur del área cultual. La Fecha fundacional: finales del siglo II o comienzos del III d.C.</p>
-
C207. Tarraconense. Carthago Nova - Cartagena (Murcia). Santuario
Al pie de la ladera suroriental del Cerro del Molinete se descubrió parte de una manzana del siglo I d.C. (denominada como Insula II) ocupada al sureste por un area sacra que puede interpretarse come santuario isiaco, a tenor de la información arqueológica recogida y del registro epigráfico en el entorno. Desde el punto de vista de la planta y su arquitectura, el temenos tenía un períbolo integrado por potentes y elevados muros de sillares de arenisca almohadillados al exterior y un patio central al aire libre presidido por un pequeño templo, detrás del cual se dispuso una cabecera con tres ambientes. El templo era de tipología romana y se alzaba sobre un podio precedido de una escalera de acceso; seguramente era próstilo, tetrástilo y de orden jónico, y constaba de pronaos y cella rectangular. La aedes ocupaba una posición central y ligeramente retranqueada hacia el noroeste en el patio, que estaba delimitado por una triple (o cuádruple en caso de existir un cuarto pórtico al sureste) perístasis con columnas corintias con basas con plinto octogonal. Junto al ángulo oriental del templo había varias cisternas subterráneas e intercomunicadas para almacenar el agua de lluvia captada en las techumbres del templo y los pórticos.
Actualmente, del templo sólo queda parte del podio (en cuyo núcleo de hormigón no había cámara alguna) y del basamento de su escalera frontal, pero no se conserva nada de la estructura superior (1).
-
FC009. Fuera de Catálogo. Baetica. Ituci Virtus Iulia - Torreparedones (Baena, Córdoba). Santuario
Santuario ibero-romano dedicado a Dea Caelestis. El santuario es sobradamente conocido como sede del culto de Tanit-Dea Caelestis (1); la supuesta asimilación de Isis en él es completamente gratuita, pues carece de fundamento. La proximidad de un epígrafe funerario con mención de una mujer llamada Iulia Pelagia (C114), no sólo no corrobora el sincretismo en Torreparedones, sino que en sí mismo no es testimonio de culto isíaco. Por lo demás, nada, absolutamente nada de lo que sabemos de este santuario guarda relación con Isis y mucho menos, que pueda considerarse el testimonio más antiguo de culto a Isis en Hispania.
-
FC018. Fuera de Catálogo. Tarraconense. Lucus Augusti - Lugo. Santuario
Piscina ritual de san Roque. Descubierta en 1988 al exhumar una parte de una gran necrópolis romana. Es un estanque rectangular alimentado por un orificio en un bloque granítico con rostro toscamente tallado, a ambos lados de la cabeza cae el cabello lacio. El agujero de salida está asimismo perforado en un bloque de granito en forma de voluta hacia arriba. Rodríguez Colmenero lo publica como piscina ritual, interpreta la cara como de esfinge o medusa, para aproximarlo al culto de Isis y considera la voluta una cabeza de carnero, para sugerir que se trata de una representación de Júpiter-Amón. Los argumentos empleados para tales identificaciones son nulos y los saltos en el razonamiento para llegar a la conclusión de que la piscina debía pertenecer al recinto sacro de un iseo o serapeo en conexión con la necrópolis son completamente gratuitos. Con la misma lógica e igual desacierto podría considerarse la fuente-lavadero de la Esplanada de Porta de Moura en Évora como testimonio residual de un iseo, a partir de las volutas del caño de alimentación.
-
FC019. Fuera de Catálogo. Tarraconense. Lucus Augusti - Lugo. Santuario
Santa Eulalia de Bóveda. Sostiene Rodríguez Colmenero, siguiendo una sugerencia de Gómez Moreno según la cual el cuerpo bajo del edificio podría haber estado en relación con las divinidades orientales, que originalmente habría sido un santuario de los dioses egipcios, «tanto por la existencia de la seudocripta misma como por la morfología de la piscina y de su canal regulador del desagüe, así como por la simbología de los relieves, interpretables, aunque no exclusivamente, en esta misma dirección». La argumentación carece de rigor, pues se pretende, a partir de una ocurrencia, acumular argumentos que carecen de la más elemental solidez, como cuando se sostiene que con una piedra se podría obturar la entrada de agua y simular así las crecidas del Nilo (p. 328). La mención del Nilo es completamente gratuita, pues nada hay que aproxime el entorno a esa suposición y, por otra parte, presume una simulación que no está documentalmente atestiguada.